Numerosos familiares y amigos quisieron dar el último adiós a Leopoldo Durán ayer en el Tanatorio de Pereiró, en Vigo. Uno de sus familiares lo recordaba como "una persona con mucho carácter, pero misteriosa, muy reservada y distante". Para sus familiares, el sacerdote vivía en el mundo intelectual, "su propio mundillo del que no salía y en el que dedicaba muchas horas a la lectura y los estudios".

Como sacerdote "tenía una vida independiente y no estaba relacionado con ninguna parroquia. Su trabajo estaba centrado en el estudio e impartir clases".

De su amistad con Graham Greene recuerdan sus viajes por España juntos todos los años. "Era su amigo del alma. Lo quería mucho y tenían una relación muy especial".