Para Olgoso, quien atesora 34 premios literarios, el género del relato breve dota a las palabras de un "inmenso poder hasta el punto de que las historias se dilatan y son capaces de desbordar la página".

En declaraciones a Efe, el escritor ha explicado que el título de su nuevo libro "apunta a la diversidad de mundos de latitudes geográficas y temporales que puede visitar el lector" en Astrolabio, un término que define un instrumento que permite ver las posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste y que se utilizó para la navegación.

Olgoso, quien lleva escritos alrededor de 400 relatos y ha sido seleccionado en una docena de antologías, ha admitido que su nueva publicación es un "libro poliédrico con gran variedad de registros siempre dentro de la brevedad y lo fantástico", donde se pueden encontrar relatos "simbólicos, oníricos o paródicos y con finales tanto abiertos como cerrados".

Lo fantástico, siempre presente en su obra, surge de su "interés por crear un mundo alternativo de atmósferas enrarecidas donde lo excepcional y lo inesperado tienen tanta vida propia como lo supuestamente real" ha señalado, ya que, para Olgoso "la razón no agota las respuestas posibles y lo fantástico amplia el foco sobre la realidad permitiendo llegar a los rincones más increíbles".

Astrolabio está compuesto por 43 piezas "independientes" que parten de "lo irreal y se siembran de detalles verosímiles" ha afirmado el autor, para quien el arte "vive en las delgadas fronteras que separan lo real de lo irreal".

En su nueva obra, Olgoso ha reconocido que se "ha permitido zarandear el cuento tradicional, jugar un poco más con la frivolidad y con atmósferas más juguetonas" en relación a su anterior libro de relatos "Los demonios del lugar" (Ed. Almuzara).

El escritor granadino ha admitido que busca una economía aterradora" en sus textos "milimétricos", donde "la palabra, el matiz y el adjetivo preciso exigen tiempo y un laborioso proceso de depuración formal".

Asimismo, ha manifestado que cuando escribe intenta "olvidar el relato decimonónico para buscar nuevos cauces de expresión" que dan fruto a una amalgama de temáticas y subgéneros tales como "relecturas mitológicas, piezas policiacas, textos metaliterarios, paradojas científicas, epifanías o juegos temporales".

Olgoso lo tiene claro, "la brevedad es una opción personal", pero ha reconocido que "cuando el cuento es bueno deja un zarpazo o una caricia en la sensibilidad del lector: una huella indeleble que ninguna novela puede igualar".

Una declaración de intenciones que recoge el mismo en el relato "Espacio", donde opone la brevedad de un escrito de tres líneas en el que son capaces de vivir cómodamente "un elefante y un agujero negro devorador de galaxias", a la extensión de una novela de 300 páginas donde "todo se hacina en una sórdida ratonera".

Para Olgoso, el género del relato breve y del microrrelato, junto a la poesía son "el último reducto de una literatura integra e independiente a las cortapisas del mercado" y ,a su juicio, viven una "efervescencia engañosa" porque, a pesar de existir "un mayor interés" por este género y "un cierto aparato teórico y mas medios donde publicar", sigue siendo "difícil" acceder a las escasas editoriales importantes que lo cultivan.

Además, ha lamentado que "falla la crítica que lo consideran como un mero entrenamiento para logros mayores; los lectores, a los que les cuesta trabajo abandonar su tradicional querencia por las novelas y también los propios escritores, quienes confunden brevedad con facilidad de composición o los publican como simples retales".