En el privilegiado entorno de la ensenada de San Simón, fruto del abrazo entre el Verdugo y la ría de Vigo, nació una villa de piedra y agua, Soutomaior. Su historia, naturaleza y gastronomía son un privilegio para los sentidos, que tienen su máxima expresión en uno de los mayores manjares que proporciona la ría, la ostra de Arcade.

Festa da Ostra. El primer fin de semana del mes de abril se celebra en el Peirao de Arcade la mayor festividad gastronómica del municipio. En ella se puede degustar este producto -del que Álvaro Cunqueiro ya dijo que es “un manjar esencial para abrir una buena mariscada. Un sabor espiritual”- en cualquiera de sus tradicionales preparaciones: al natural, en escabeche o en empanada.

Los estands se abrirán a media mañana del sábado y el domingo estarán abiertos desde primera hora. Durante los dos días habrá actuaciones folclóricas por el centro urbano y en el propio recinto, pasacalles de las bandas de música y el clásico pregón. Tampoco faltará la clásica verbena del sábado por la noche ni la tradicional tirada de fuegos artificiales, un espectáculo que año tras año reúne a cientos de admiradores en la playa del Peirao.

Castillo. En lo alto del valle del río Verdugo descansa uno de los grandes tesoros del patrimonio histórico gallego, el Castillo de Soutomaior, residencia de Pedro Álvarez de Sotomayor, conocido como Pedro Madruga, y escenario de algunos de los acontecimientos de mayor relevancia en la historia de Galicia.

Rodeado de sus impresionantes jardines, reconocidos con el galardón de excelencia internacional, el castillo nos transporta en el tiempo de vuelta a una atmósfera mágica de cuentos y leyendas que aún hoy se puede sentir en sus salones.

Camino portugués. De todos los itinerarios del Camino de Santiago, este es el que menos desniveles presenta. Una gran ventaja que, sumada a las espectaculares vistas que ofrece de las rías gallegas, convierte a esta variante en una de las más utilizadas cada año por los peregrinos.

La etapa que recorre Arcade es el mejor ejemplo de estas virtudes, con un recorrido tranquilo por el centro de la villa y una vista única de la unión del río Vergudo con la ría de Vigo. Para muchos, es esta la etapa más bella del Camino Portugués, en la que, tras atravesar las calles Barroncas y Coutadas, el peregrino abandona la zona a través del puente medieval de Pontesampaio, lugar de referencia de una de las principales batallas durante la ocupación francesa de 1809 y donde, desde hace unos años, se realiza una representación histórica en la que los vecinos echan a las tropas napoleónicas conmemorando la histórica lucha.