ENDOCRINOLOGÍA Y NUTRICIÓN

¿Cuándo le podemos dar refrescos a un niño?

La endocrina Amanda Fernández-Menéndez explica a partir de qué edad pueden beber los niños refrescos

¿Cuándo le podemos dar refrescos a un niño?

¿Cuándo le podemos dar refrescos a un niño?

Agua, azúcares o edulcorantes, aditivos como cloruro sódico (sal), ácido fosfórico o cítrico, cafeína, aromas, colorantes… Son algunos de los ingredientes de los refrescos, que no son otra cosa que bebidas carbonatadas, sin alcohol, a las que se le añade gas de dióxido de carbono durante su elaboración. 

Aunque todos sabemos que su consumo puede ser perjudicial para nuestra salud, especialmente por su alto contenido calórico, este tipo de bebidas es una de las más consumidas a nivel mundial. De hecho, una sola lata puede llegar a contener más de tres sobres de azúcar (unos 18 gramos de azúcar). 

No obstante, las sustancias ácidas de los refrescos también afectan a la salud bucodental, ya que aceleran la aparición de caries y fenómenos erosivos en los dientes. Y si hablamos de los niños, este problema dental puede producir dolor, perjudicar en la masticación, la concentración y, sobre todo, alterar la alineación de los dientes permanentes si se producen pérdidas de piezas dentales. Como puede ocurrir ante una caries mal tratada.

Y ante esta situación, muchos padres se preguntarán: ¿deberíamos ofrecer refrescos a nuestros hijos? ¿A partir de qué edad? ¿O deberíamos prohibirles su consumo? 

La doctora Amanda Fernández-Menéndez, endocrina en el Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid, puntualiza a El Faro de Vigo que los refrescos “no son recomendables a ninguna edad” desde el punto de vista médico.

Sin embargo, en el caso de la celebración de un cumpleaños o una fiesta, en el que es casi inevitable que los más pequeños estén tentados a su consumo, se deben evitar a toda costa aquellas bebidas que contengan “cafeína y taurina”.

Alto contenido en cafeína

La cafeína se trata del principal componente natural de productos como el café o el té. Pero se añade de forma natural a otras bebidas como los refrescos o las bebidas energéticas, que se han puesto muy de moda entre preadolescentes y adolescentes en España. 

Según un informe de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), estos últimos productos contienen 32 mg de cafeína por cada 100 ml. Por lo que consumir una sola lata equivale a una ingesta de 80 mg de cafeína. 

Y esto, sin duda, puede afectar a la salud de los niños y a su correcto desarrollo. Por un lado, puede generar dependencia, es decir, la necesidad de consumir diariamente este tipo de bebidas, y por otro, puede provocar alteraciones del sueño. 

Lo más preocupante es que puede tener “efectos psicológicos y alteraciones comportamentales y trastornos cardiovasculares”. Y sin olvidar que a estos efectos se sumarían los que provocan el consumo de otros productos como el chocolate, el té…

Entonces, ¿qué hago con mi hijo?

Pues la respuesta es clara, según la doctora Amanda Fernández-Menéndez:

  • “Los niños por debajo de 6-8 años no deberían consumir refrescos”. 
Las bebidas azucaradas tienen 100 veces más plastificantes que el agua

Las bebidas azucaradas tienen 100 veces más plastificantes que el agua / Agencias

Es preferible, en lugar de la ingesta de este tipo de bebidas, un zumo natural, ya sea de naranja o de otra fruta, aunque no sea la opción más saludable. Siempre se debe optar por el consumo de la pieza de fruta entera. Los jugos tienen un elevado contenido en fructosa, que es el azúcar que está naturalmente presente tanto en frutas, verduras o miel.

Este glúcido aumenta la resistencia a la insulina y el riesgo de que se acumulen en forma de grasa. Su consumo puntual es aceptable, pero si forma parte de la dieta habitual se corre el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y/o diabetes.