El "síndrome de la cara vacía" no está en los manuales de psicología ni tiene un diagnóstico en los libros de los trastornos mentales. Pero está en la calle. 

El fin de la mascarilla en interiores ya tiene fecha: a partir de mañana miércoles. Aunque seguirá siendo obligatoria en el transporte público, centros sociosanitarios (residencia de mayores, centros de día...) y en las farmacias. Como ha especificado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, al considerarse establecimientos sanitarios.

Ese sentimiento, hasta ahora nuevo y sin clasificar, se suma al "síndrome de la cabaña", que nació tras el confinamiento y que se refleja en personas que se relacionan físicamente lo mínimo imprescindible, porque prefieren estar la mayor parte del tiempo en la seguridad de su hogar. 

El "síndrome de la cara vacía" está formado por "un conjunto de síntomas que se relacionan con la ansiedad y que aparecen con la retirada de la mascarilla e incluso con el miedo a que se elimine esa medida", explica a este portal Georgina del Valle, psicóloga infantojuvenil en Paidex-Hospital Universitario Quirón Dexeus. "Y esto ocurre sobre todo en adolescentes, provocándoles angustia y una sensación de vulnerabilidad", continúa. 

Desde el pasado mes de febrero, los cubrebocas no son obligatorios al aire libre, siempre que se mantenga la distancia interpersonal y no haya aglomeraciones, ni en los patios de colegios e institutos.

No obstante, es habitual que los jóvenes, quienes están acostumbrados a llevar mascarilla desde hace más de dos años, en muchos casos prefieren no desprenderse de este elemento de protección.

"Hay dos explicaciones. Por un lado, el miedo al contagio de la Covid y, por otro lado, a la exposición física. Durante la adolescencia es cuando más importancia se le da al aspecto físico, con la aparición de complejos, y es por ello que después de tanto tiempo haya dificultades para quitarse la mascarilla", especifica la especialista.

Y también un temor al rechazo.

"El problema llegará cuando por el hecho de quitarse aparezcan comentarios negativos sobre su imagen", lo que podría generar "inseguridades y acentuar complejos". Y esto podría llevar, incluso, a que no se sientan a gusto en su grupo de amigos. 

"Síndrome de la cara vacía": ¿a quién afecta?

Hay determinadas personas que pueden tener más probabilidades de desarrollar esta reticencia a quitarse la mascarilla:

  • Con perfil ansioso de base, o personas que ya han tenido previamente algún episodio relacionado con la ansiedad o que tienen diagnóstico de algún trastorno de ansiedad (fobias específicas, fobia social, agorafobia, ansiedad generalizada, ataques de pánico…).
  • Personas con tendencia a la hipocondría.
  • También quienes tienen una timidez extrema, de perfil inhibido, con complejos físicos (especialmente el trastorno dismórfico corporal ) pueden ser más proclives a desarrollar este síndrome, ya que suelen vivir las relaciones sociales con mucha mayor ansiedad.

Estamos hablando de un tipo de perfiles que suelen realizar conductas evitativas. Porque su forma de protegerse de lo que les genera ansiedad o miedo es, dejando de hacer cosas: dejan de mostrarse físicamente, quedar con amigos, y en casos más extremos incluso pueden dejar de salir de casa.

Sin embargo, este estilo de afrontamiento lo que hace es que el miedo aumente.

Cómo hacer frente a los síntomas del ‘síndrome de la cara vacía’

"Se debe plantear como una fobia", cuenta Del Vall, porque los sentimientos son los mismos: "miedo e inseguridad".

Y la forma de superar los trastornos de ansiedad como son las fobias es enfrentarse a ellos. "Hacer una exposición gradual y teniendo en cuenta que todos necesitamos un proceso de adaptación a los cambios".

Archivo - Varias personas, el día antes de que entre en vigor la obligatoriedad de usar mascarilla en exteriores, a 23 de diciembre de 2021, en Madrid, (España). Fue el pasado 26 de junio cuando el Gobierno central decidió poner fin a la obligatoriedad de Jesús Hellín - Europa Press

Como no hay obligación de ir sin mascarilla (y de momento sigue siendo imprescindible en espacios cerrados), se puede seguir recurriendo a ella siempre que su ausencia genere una sensación de desprotección. 

Porque, como explica la psicóloga, hemos asociado durante la pandemia la mascarilla a seguridad y, del mismo modo, ir sin ella se asocia a la vulnerabilidad. No obstante, ahora mismo el contexto es totalmente diferente.

"Hemos tomado una conducta de protección y la hemos extendido a una protección psicológica. Una barrera que hace que nos mostremos menos, ocultemos nuestros defectos… Una manera de ocultarnos".

Por eso es fundamental "darse un tiempo para adaptarse".

Si genera ansiedad o inseguridad, la especialista propone crear una lista de situaciones para ir practicando: desde situaciones fáciles, como podría ser salir a la calle sin mascarilla, a otras más complejas. 

¿Y qué pasa con los niños?

Un estudio publicado en JAMA Pediatrics, y realizado por investigadores del Hospital Universitario de Lausana, en Suiza, señala que el uso de mascarillas no impide que los niños comprendan las expresiones faciales, aunque sí reconoce que lo dificulta. 

Los participantes de este estudio, niños entre 36 y 72 meses (3 y 6 años), reconocieron las emociones en las imágenes, incluso con mascarilla. Así, con la futura eliminación de esta medida, los más pequeños se adaptarán a interactuar tanto con personas que llevan cubrebocas como con las que no que hayan prescindido de ella.