En un momento u otro, el que más y el que menos, ha querido deshacerse de unos kilos de más. La receta verdaderamente eficaz -y necesaria- es consultar con un médico cuanto es verdaderamente adelgazar, realizarse un chequeo previo para comprobar el estado de salud y a partir de ahí trazar el mejor plan para perder peso. La mayoría de las dietas prometen perder mucho peso en pocos días o lograr eliminar volumen de una parte del cuerpo en concreto. Y puede ser que funcionen, aunque las dietas milagros no existen sí que hay ciertos trucos que ayudan en el proceso.

Sin embargo, la última dieta en ponerse de moda, la dieta Rina o de los 90, establece un plan de tres meses para aquellas personas que priorizan un resultado sostenible en el tiempo frente a adelgazar rápido. Además, también sostiene que no obliga a pasar hambre ni se debe renunciar a ningún alimento y que se logran perder unos cinco kilos.

¿Qué es la dieta Rina?

Esta dieta se basa en que es más fácil digerir un grupo de alimentos si no se mezclan con otro diferente, por lo que se trataría de un tipo de dieta disociada. Para ello, cataloga los alimentos en cuatro grupos y cada día permite el consumo de uno de ellos.

  • Día 1: proteínas, que comprende carnes, pescados y lácteos.
  • Día 2: será el turno de los hidratos simples, es decir, los que se comen en el mismo estado en el que fueron cultivados, como arroz, soja, lentejas, garbanzos… 
  • Día 3: se dedica a la hidratos complejos, la harina blanca e integral, el pan, la pasta…
  • Día 4: las vitaminas de frutas, verduras y hortalizas serán las protagonistas.

Este ciclo debe repetirse durante los tres meses, menos el día 29 que se realizarán 24 horas de ayuno en las que solo se ingerirán líquidos. Además incluye otros matices. Hasta las 12:00h solo se permite tomar frutas e infusiones. La cena debe ser a las 20:00h o antes para así complementarla con el ayuno intermitente. Toca beber dos litros de agua al día, pero no acompañando a las comidas.

La cantidad de alimentos durante la comida debe ser el doble que en la cena y se realizan cinco ingestas al día, esperando al menos tres horas entre las comidas principales. Durante el almuerzo y la merienda se puede tomar un vaso de zumo o un puñado de frutos secos. Las ensaladas y verduras pueden aliñarse con un poco de aceite de oliva o limón y sal, y se recomienda acompañar esta dieta con ejercicio físico.