Salud femenina
El peligro de los tacones altos
Muchas mujeres los utilizan cada día pero incrementan los problemas de circulación, rodillas y juanetes

Los famosos tacones de Louboutin. / EFE
Diario Información
Un estudio demuestra por primera vez, que los tacones altos provocan la tan conocida deformidad crónica en los huesos del pie llamada Hallux Abductus Valgus (HAV) o juanete. La investigación la ha realizado la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Hasta el momento, explican en el informe, se conocía que los zapatos de punta estrecha producían deformidades óseas a largo plazo pero no se tenía constancia de la relación entre la altura de los tacones y la aparición de juanetes.
Se calcula que entre el 39% y el 80% de las mujeres usan de manera cotidiana tacón alto. También se estima que el juanete afecta a casi un 60% de las mujeres mayores de 50 anos, aunque también afecta a mujeres jóvenes. "Los juanetes son causa frecuente de dolor en el pie y provocan alteraciones en la pisada que pueden conllevar otro tipo de problemas secundarios, afectando incluso a la columna lumbar", advierten los doctores.
La parte delantera del pie soporta el 57% del peso corporal con tacones de 4 cm., un porcentaje que se eleva al 75% cuando la altura de los mismos se incrementa en 2 cm. "Esta variación también es la causa de las sobrecargas metatarsales y la aparición de hiperqueratosis (durezas) en la zona central, tan dolorosas como incapacitantes en muchos casos", señalan. Esa presión tiene consecuencias en la columna, ya que, como demuestran los estudios publicados hasta el momento, se adelanta el eje corporal y se aumenta la curvatura lumbar. También perjudica las rodillas y en la circulación y está asociado a un mayor riesgo de caídas.
Punta estrecha
El calzado con punta estrecha es otra causa de aparición de esta deformidad, ya que "disminuye notablemente el espacio para albergar los dedos, y por tanto los hace sufrir", comentan. Aunque las mujeres crean que disponen de espacio desde la punta del pie hasta la puntera, durante el ciclo de la marcha, hay una fase (la de despegue de talón), en la que el pie impacta contra la puntera del zapato en el que está metido, obligando al dedo gordo a desviarse también.
Tratamiento
Una vez que la deformidad ósea se ha instaurado en el pie, "las técnicas paliativas son tan solo de mejora del dolor, pero la desviación ósea y la pérdida de movilidad, son irrecuperables", subrayan expertos. A veces, cuando el proceso continúa, es necesario recurrir al quirófano para el tratamiento de dicha patología, debido a la artrosis y la incapacidad funcional. Pero es recomendable no llegar a ese punto y controlar bien la altura del zapato y su uso.
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