Con traducción de Amelia Pérez de Villar se agrupan, por primera vez en español, no solo sus cuentos breves –“El invierno de nuestro descontento” o “Chickamauga”– sino también las narraciones más extensas –“El muchacho perdido” o “No hay puerta”– del escritor más químicamente puro que ha dado la literatura estadounidense, con casi sesenta textos inigualables. La trayectoria de Thomas Wolfe, envuelto en una personalidad única, conflictiva y adictiva, estuvo marcada por su escritura desbordante, la relación indispensable con su editor y su muerte prematura con treinta y siete años. T.G.