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Guerra contra la avispa del castaño

La Estación Fitopatolóxica do Areeiro participa en la lucha biológica contra la plaga, que incluye la suelta de un parásito - La Xunta confía en controlarla en "un máximo de 6 años"

Una profesional de Areeiro trabaja en una de las muestras de castaños afectados por la avispa. // R. Vázquez

"Nadie hace un esfuerzo como Galicia por luchar contra la avispa china del castaño". José Joaquín Martel, al frente del servicio de Saúde e Vitalidade do Monte de Medio Rural, comprende la desolación de los productores en el momento de máxima expansión de la plaga, la principal amenaza para los soutos gallegos y que este año hace mella muy duramente en las plantaciones de la provincia de Pontevedra.

Descartado el abordaje químico (no hay insecticidas autorizados ni serían útiles ya que las larvas de la avispa están protegidas en el interior de las agallas) para garantizar la supervivencia de los bosques de se optó por la lucha biológica mediante la suelta de un parásito. Se trata de una estrategia de control que requirió autorización del Ministerio de Medio Ambiente y en la que se utilizan poblaciones de enemigos naturales con la idea de reducir la presencia de una especie.

La Xunta confía en controlar la plaga "en el plazo máximo de 6 años", indica José Joaquín Martel. Los primeros resultados de la lucha biológica con el parasitoide Torymus sinensis, en la que participa la Estación Fitopatolóxica de Areeiro, animan tanto a los científicos como al responsable de las acciones de control, que incide en que en estos momentos "somos razonablemente optimistas... se abre una puerta a la esperanza".

Nativa de China, la Dryocosmus kuriphilus fue descrita en Japón en 1941 y en 2002 dio el salto a Europa a través de Italia. En Galicia se tuvo la primera constancia en 2014, si bien los técnicos coinciden en que llegó con seguridad al menos un año antes. Pontevedra fue inicialmente la provincia menos afectada (los principales soutos se concentran en Ourense y Lugo) pero este año ha hecho dura mella en las poblaciones del Deza y Tabeirós, donde buena parte de los productores da por perdido al menos el 30% de la cosecha.

La Consellería do Medio Rural, en colaboración con la Estación Fitopatólóxica de Areeiro, solicitó al Ministerio de Agricultura la importación de un parásito, Torymus sinensis, considerado por la administración "la opción de acción para permitir mantener las poblaciones de avispa por debajo el umbral de daños en los castaños gallegos".

La avispa china deposita sus huevos aisladamente o en grupo en las yemas de los castaños y las larvas crecen en el interior de las agallas. Éstas, recuerdan los especialistas, afectan al desarrollo del árbol durante ese año y los siguientes, ya que retienen parte de los nutrientes que debería utilizar la planta, reducen la superficie fotosintética, el crecimiento y la fructificación. También debilitan el árbol y lo hacen más susceptible a las enfermedades secundarias.

Por su parte, las hembras de Torymus detectan el lugar donde se encuentran las larvas de la avispa y depositan un huevo en su interior. Cada una de ellas puede poner alrededor de 70 en su mes de vida y de ellos nacen a su vez larvas que se alimentan de las de la avispa del castaño.

"Por los estudios realizados en otros países", indican desde la Estación Fitopatolóxica de Areeiro, "parece que es necesario que pase hasta una década para lograr niveles tolerables de agallas en los castaños, por lo que no es recomendable retirarlas cuando se inicia el control biológico".

Tras las sueltas experimentales de años anteriores, se difundió el Torymus sinensis en función el estado de los brotes. "Para conseguir que los resultados de la suelta tengan éxito", indican desde Medio Rural, "e intentar mantener una población estable del parasitoide en las masas y plantaciones de castaños, la suelta debe realizarse cuando la formación de la agalla sea incipiente". Dada la diferencia de altitud y de variedades de fruto en Galicia (la avispilla ha sido detectada desde la franja costera hasta altitudes próximas a los 1.000 metros), el estado de brote comienza a finales de marzo y hasta la mitad de mayo, en función de la zona.

"Es una ventana de suelta estrecha en primavera", explica el especialista, y éste ha sido el primer año en el que se ha permitido a los particulares comprar el parasitoide para soltarlo en sus fincas o plantaciones. "Muchos ya han comprado nada más autorizarlo", explica.

Se han realizado colaboraciones con cooperativas con las que se realizaron sueltas en soutos de interés. En general, Medio Rural dividió Galicia en cuadrículas de 16 por 16 kilómetros "y en función de la superficie del castaño se realizaron más o menos sueltas".

Se busca sistematizar el trabajo y conseguir una parasitación "entre el 3 y el 5%" en cada cuadricula. Tras las sueltas de la pasada primavera se recogen las agallas y en función de los análisis de Areeiro se reforzará o no la lucha biológica.

En las zonas de anteriores sueltas los datos indican que la presencia de avispa es "mucho menor" que el año anterior, de modo que José Joaquín Martell confía e que "en cuatro, cinco o seis años la tengamos controlada". No oculta que "quedan años de trabajo por delante, es cierto, pero hoy hay esperanza... los resultados de la lucha biológica de este año y de 2019 "nos hacen también ser optimistas, poco a poco vemos que funciona,, es una lucha lenta, pero funciona".

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