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La otra pandemia que no cesa

Una paciente relata cómo fue ser operada y recibir quimioterapia en pleno confinamiento, tras haberle sido diagnosticado un cáncer semanas antes del Estado de alarma

Julia González. // Iñaki Abella

Cuenta que cuando se le cayó el cabello lloró. Pero al día siguiente "cogió al toro por los cuernos", decidió que no le iba a faltar el ánimo y apoyándose en los suyos inició en un contexto de pandemia una carrera de fondo que todavía continúa a día de hoy.

La emergencia sanitaria de la Covid-19 acapara los titulares y marca el día a día de la población, pero existe otra pandemia que no cesa y que también afecta a una parte importante de la sociedad. Los procesos oncológicos continúan diagnosticándose y miles de personas conviven con esta realidad, que en un contexto como el actual, se recrudece por la incertidumbre añadida de no saber si se podrá llevar a cabo la intervención quirúrgica correspondiente o si se dilatará en el tiempo, así como el diagnóstico precoz, mientras el cáncer no deja de avanzar.

Es el caso de Julia González, una vecina de Caldas a la que semanas antes de la declaración del Estado de alarma le diagnosticaron un cáncer ginecológico y fue operada de urgencia en pleno confinamiento. Esta paciente, que todavía finalizó la semana pasada el tratamiento de quimioterapia, explica que tuvo que realizar el preoperatorio sola, ya que en el Hospital Provincial no permitían que estuviera acompañada debido a la pandemia.

"Me operaron el 24 de marzo y permanecí ingresada cinco días en los que mi marido pudo estar conmigo en la habitación. Para los profesionales era una situación muy complicada en aquel momento, porque aunque los pacientes Covid estaban concentrados en Montecelo, existía el temor a que hubiera algún positivo en el Provincial. En una situación tan delicada, la verdad es que el trato fue excelente, por lo que estoy muy agradecida", comenta Julia González.

Postoperatorio confinada

El tiempo de espera para su operación apenas superó las cuatro semanas al ser considerado un proceso urgente, pero sí es cierto que la emergencia sanitaria alteró el tipo de cirugía empleada en su intervención, puesto que los profesionales optaron por descartar la laparoscopia y realizar una cirugía tradicional con el objetivo de limpiar toda la zona afectada por el tumor y asegurarse así de que la paciente no tuviera que regresar al centro hospitalario en plena expansión del coronavirus.

Tras la operación, Julia González realizó el postoperatorio completamente confinada, hasta que llegó la hora de iniciar el tratamiento. "Al mes, tuve que asistir a la primera revisión, ya en la planta de Oncología, donde me pautaron seis sesiones de quimioterapia, las cuales tengo que decir que llevé muy bien", indica esta paciente.

A finales de abril, en pleno auge de la pandemia, Julia acudió al Hospital Provincial y allí se encontró con una serie de medidas preventivas estrictas: "Podía ir acompañada por una persona, pero la sala de espera es muy pequeña y había días en los que había mucha gente y era imposible mantener la distancia de seguridad. Por eso tenía miedo. Las profesionales actuaban con muchísimo cuidado, controlando que la gente llevara la mascarilla, y tanto la atención como el trato fueron maravillosos", apunta.

Posteriormente, cada tres semanas, debía acudir al centro hospitalario para la sesión correspondiente de quimioterapia en la sala habilitada para ello. "Tenía que esperar la llamada del oncólogo para pasar a la sala en la que están los sillones. Allí había gel hidroalcohólico y tanto a la entrada como a la salida me higienizaba las manos. Luego, a la hora de estar en el sillón no había problema porque están dispuestos en forma de rombo y con distancia entre ellos", explica González.

Siendo paciente de riesgo, es lógico tener miedo a contagiarse de Covid y Julia reconoce que "miedo aún tengo ahora. Es por esto que extremamos las precauciones, aunque tengo que salir a andar porque es lo recomendable", señala.

La última sesión de quimio para Julia tuvo lugar la semana pasada y no puede evitar hablar de ello sin emocionarse por el apoyo y el cariño recibido por parte de los suyos y de los profesionales. Después de este tiempo, tiene claro su mensaje para aquellas personas que en estos momentos están afrontando esta enfermedad: "No perder el apetito y mucho ánimo, porque sin ánimo falta todo".

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