A la hora de explicar el funcionamiento de esta Unidad de Vigilancia Epidemiológica que tendrá su sede en la base General Morillo de Figueirido, el general jefe de la Brigada Galicia VII, Luis Cortés Delgado, indicó que el personal que realizará estas misiones de rastreo ha sido seleccionado en función de una serie de características: facilidad de comunicación, capacidad de empatizar con las personas con las que contacten, entre otras.

A esto hay que sumar la "formación multidisciplinar" que recibieron en las últimas semanas. Desde manejo del software que utilizarán de manera conjunta con la Xunta a aspectos legales sobre protección de datos y confidencialidad.

En cualquier caso, Cortes remarcó que "no partimos de cero" a la hora de afrontar estas tareas dado que "ya hemos realizado nuestras propias labores de rastreo dentro de las Fuerzas Armadas". Lo hicieron en marzo, antes del Estado de Alarma, para detectar posibles casos entre una plantilla tan numerosa como la de estas unidades, como una vez que se levantó el confinamiento.

Protocolos que funcionan

Y lo cierto es que, asegura, esta búsqueda de contactos para aislarlos a tiempo y sus protocolos "están funcionando", dado que lograron que la gran mayoría de los positivos que detectaron entre sus filas "no llegasen a incorporarse a la Brigada" salvo dos o tres casos puntuales.