Aún así algunos furanchos se decantaron por no abrir sus puertas este año. Es el caso del Furancho das Roteas. "Este año no abrí porque con todo lo que estaba pasando preferí no arriesgarme, hay mucha gente que no tiene cuidado y prefiero no tener problemas", comenta Manolo Dávila.
Este furancho de Pontevedra suele abrir de mayo a junio, pero este año ha intentando gastar el excedente de vino entre familiares y conocidos. Una opción por la que han optado varios furanchos, temiendo la situación actual.
La Federación de Furancheiros, Loureiros e Viticultores de Pontevedra solicitaba la posibilidad de que todos los furanchos pudieran abrir, como siempre, durante tres meses, alargando más allá del 31 de julio la fecha de cierre.
Finalmente esta petición no salió adelante y los loureiros tuvieron apenas dos meses para dar salida a todo el vino del año.
La ampliación de la temporada del 30 de junio al 31 de julio fue posible finalmente gracias a una permisión de los distintos concellos de la provincia a raíz del descontento del sector, que se debatía entre tirar todo el vino sobrante, o no vendimiar durante esta campaña.
Con todo, hay un abanico de situaciones entre furanchos que ni si quiera llegaron abrir, otros que lo hicieron durante unos días o una semana, y otros tanto que no solicitaron permiso para continuad abiertos a partir de junio.
