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Albatros, del pop al jazz

La música ocupó un lugar preferente en la historia de este legendario pub, cuya banda sonora atesora su promotor, Javier Fernández (y 2)

La música pop estuvo en el ADN de Albatros desde su nacimiento a finales de 1978, puesto que Javier Fernández, Andrés Puga y Tino Domínguez, sus tres promotores iniciales, acumulaban un apreciable bagaje; sobre todo los dos primeros como integrantes de los Royal Juvents Group.

Seguramente aquel fue el primer grupo juvenil de esta ciudad que apostó decididamente por su profesionalización. Por medio de Julio Otero "Mince" en el insólito papel de mánager exclusivo, lograron diversas contrataciones, incluso fuera de Galicia. Las actuaciones de los Royal en el hotel Rías Bajas -donde hoy está su comedor- marcaron una época inolvidable, con sus sesiones vermut los fines de semana.

Cuando Javier Fernández se hizo cargo de Albatros en solitario y acometió un cambio en su decoración, reservó para futuras actuaciones el lugar más adecuado al fondo del local, bajo sus arcos tan característicos que aportaron un cierto toque cavernícola. La música en directo constituyó para él un anhelo muy especial pero, sobre todo, todo un reto nada fácil.

Al principio, el pub acogió unas cuantas jam sessión en su doble versión no solo de jazz, sino también de pop. Es decir, que Javier nunca dijo que no a cualquier propuesta de formaciones improvisadas entre músicos dispares, con la única finalidad de pasar un buen rato. La mayoría de las veces, ni los grupos tenían nombre, ni se anunciaban los conciertos, porque surgían sobre la marcha, y sorprendían a los clientes más asiduos.

La buena música estaba asegurada por los discos, ahora llamados vinilos, que pinchaba el propio Javier. Con frecuencia ofrecía los nuevos álbumes de grandes grupos internacionales, incluso antes de su publicación en España, que él conseguía por medio de un avispado proveedor.

Albatros pasó su Rubicón cuando media docena de pubs emblemáticos en varias ciudades gallegas unieron sus animosas fuerzas para ofrecer unos potentes conciertos. Solos, nunca habrían podido lograr tales contrataciones, pero juntos sí fueron capaces de articular unas pequeñas giras que garantizaron varias actuaciones en pocos días, con la consiguiente reducción del caché total. Junto a Albatros estuvieron Charango, de Vigo, y Tamboura, de Santiago, con otros locales míticos de A Coruña y Cangas.

Así fue cómo surgió a finales de 1981 la actuación especial de Pi de la Serra y Toti Soler que, a la postre, resultó su única gira conjunta porque no volvieron a tocar juntos en directo. Uno y otro buscaban nuevos caminos para su forma de entender la música.

Aquel concierto supuso todo un acontecimiento en una Pontevedra aún provinciana, que no quiso perderse ningún aficionado de pro. Un jovencísimo Manu Villanueva, que iniciaba su trayectoria como disc jockey -ahora mano derecha de Paolo Vasile al frente de Tele 5-, escribió una breve crónica, donde reconoció tanto la calidad instrumental como la depurada técnica de ambos guitarristas, y poco más. Aquella era música de culto solo para creyentes.

Javier Fernández tuvo el acierto de grabar a todos los grupos que pasaron por Albatros y dispone hoy de una banda sonora que encierra la pequeña gran historia musical de aquel pub; un legado que no tiene precio.

Además de la actuación de Pi de la Serra y Toti Soler, está igualmente registrado un concierto de Pedro Ruy-Blas, que tuvo lugar tres meses después, dentro de otra gira promovida por aquellos pubs gallegos. Muy lejos quedaba su etapa como cantante de Los Canarios en sustitución de Teddy Bautista, y estaba ya volcado en el jazz-pop con el grupo Dolores.

También pasó por Albatros entonces el magnífico saxofonista Jorge Pardo. Allí presentó su primer disco, para cuya grabación contó con la colaboración de Carles Benavent y Joan Bibiloni, otros dos grandes músicos.

"Quince años no es nada?.Salí a por tabaco y ya he vuelto?..Javier Albatros te invita a reencontrarnos donde siempre.?"

A finales del año 2004, estuvo a punto de costarle muy caro esta forma tan original de anunciar la reapertura del mítico pub. La primera visita que tuvo Albatros no fue ningún viejo cliente, sino la mismísima Guardia Civil.

Algún miembro del benemérito cuerpo parece que vio gato encerrado en aquella invitación y allí acudieron para efectuar un registro en busca de un supuesto alijo. Javier Fernández recuerda ahora la escena con una sonrisa, pero entonces tuvo el miedo en el cuerpo.

Aquel incidente no resultó premonitorio de ninguna catástrofe porque Albatros disfrutó de días inolvidables para quienes por allí pasaron los dos años siguientes. Entonces, la decoración del pub sufrió algún cambio como, por ejemplo, las sillas de director de cine, que dieron paso a unos taburetes altos, y también aparecieron por vez primera unas camareras tras la barra para alegrar el local. En definitiva, alguna que otra innovación, pero la misma esencia al fin y al cabo en unas segundas partes que no fueron nada malas.

No está claro quien buscó a quien, pero parece que fueron los profesores del Seminario de Jazz de Pontevedra (SJP) quienes propusieron a Javier Fernández realizar allí unas jam sessión todas las noches durante la celebración de Pontejazz, antesala de los festivales de jazz de la programación festiva veraniega. Naturalmente, él aceptó de mil amores y nunca se arrepintió de aquella nueva aventura a coste cero.

La experiencia inicial de las jam sessión corrió a cargo del saxofonista Joao Guimaraes, secundado por Max Gómez, Virxilio da Silva, José Ferrero y otros miembros del Seminario Permanente de Jazz, que dejaron un grato sabor de boca. Tan bueno fue el resultado, que repitieron al año siguiente con tres grupos distintos que alternaron sus actuaciones: Martín Brea Quartet, Telmo Fernández Trío, y Evol Emerpus Quartet.

Igualmente pasaron por Albatros, de forman espontánea y altruista, algunos de los músicos de jazz que acompañaron a grandes figuras en aquellos festivales previos a los conciertos de las Fiestas de la Peregrina.

Antes y después, el jazz fue la música que más sonó en las noches de Albatros durante su segunda época, como si de Luisiana se tratara: Joshua Edelman Quartet; Trío Outeiro, de Vigo, con el bajo Pepe Bordallo, antes en Los Zuecos; Travesas Jazz Band; Trío Ángel Celada, antiguo batería de la Orquesta Mondragón; Neobop Quartet; John Bibiloni Trío, y un largo etcétera.

Finalmente, Javier Fernández atendía varios frentes al mismo tiempo, pero no estaba volcado en ninguno. El don de la ubicuidad no existe para la hostelería, que resulta muy personal y absorbente. Entonces echó el cierre sin remordimiento alguno, porque fue bonito mientras duró y, afortunadamente duró mucho tiempo.

En homenaje a aquel emblemático pub, adoptó su nombre para firmar sus trabajos artísticos. Como Javier Albatros se quedó y ahí sigue.

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