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Después del Covid-19, la toxina: el marisqueo vive un año "desastroso" tras cuatro meses sin actividad

La lonja de Campelo lleva facturados un millón y medio de euros menos en la primera mitad de 2020 que en el mismo periodo de 2019

Mariscadoras en Praceres, Lourizán, una imagen que no se ve desde hace cuatro meses. // R. Vázquez

La pandemia provocada por el Covid-19 ha señalado el 2020 casi como un año maldito. También en el mundo del mar se está dejando notar con fuerza los efectos del parón obligado provocado por el confinamiento. Pero es que además a este sector le pasa, como suele decir el refrán, que a perro flaco todo son pulgas. Las mariscadoras del fondo de la ría de Pontevedra suman ya en total cuatro meses sin poder bajar a la playa dado que al parón por el coronavirus hay que sumar ahora y desde hace ya tiempo el cierre de la actividad debido a la toxina.

"Está siendo un año desastroso", resume la patrona mayor de la Cofradía de Lourizán, María del Carmen Vázquez. "Desde el pasado 14 de marzo no hemos podido poner un pie en la playa" ni tan siquiera con la llegada de la desescalada y la "nueva normalidad" por lo que augura un 2020 que va a ser duro "en lo económico para el sector" comparado sobre todo con un 2019 que "fue relativamente bueno". Las cifras le dan la razón. Si uno acude a la plataforma de internet de Pesca de Galicia, en la que la Xunta publica las estadísticas de ventas en lonjas, los datos provisionales muestran el desplome en la facturación no solo del marisqueo sino de todo el sector del mar. Las cofradías de la ría de Pontevedra dejaron de facturar entre enero y junio de este año un millón y medio de euros menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior. En los primeros seis meses del año se subastaron en las rulas de Campelo, Marín, Pontevedra y Portonovo 91.000 kilos de productos del mar, frente a los 790.000 del primer semestre de 2019.

Los datos son significativos en la lonja de Campelo, que concentra la subasta de los productos procedentes del marisqueo en el fondo de la ría: en lo que va de año se pujó por 89.000 kilos de productos del mar que generaron una facturación de 658.000 euros. El año pasado, en el mismo periodo, la lonja ubicada en Poio genero 2,2 millones de euros para el sector con la subasta de 260.000 kilos de producto, en su mayor parte marisco (sobre todo almeja).

Ahora las esperanzas del sector están puestas en que remita la toxina Actualmente, los bancos del fondo de la ría están cerrados para el marisqueo a pie por la presencia de la toxina amnésica, la más peligrosa además para la salud, y los análisis están en descenso pero todavía no son nada prometedores. Confían en que un cambio de tiempo, con viento del norte que haga circular y limpiar las aguas de la ría, les permita volver a la ría una vez superado este episodio natural de las mareas rojas.

¿Y cómo han logrado las mariscadoras capear este temporal? Según explica María del Carmen Vázquez, los primeros meses durante el estado de alarma se han acogido a las ayudas por descenso de la productividad, pero esta posibilidad finalizó cuando se levantó esta medida y llegó la nueva normalidad. Ahora han decidido que lo más ventajoso es acogerse a un cese de actividad causado por la toxina. "Lo que queremos, como todo el mundo, es intentar volver a una cierta normalidad cuanto antes y poder mariscar", explica Vázquez, sobre todo teniendo en cuenta que la campaña de verano, aunque sea tan "atípica" como esta, "sigue estando ahí" y puede ser un pequeño revulsivo económico para el sector. Pero todo dependerá de cómo evoluciona un fenómeno tan impredecible como es la marea roja. En principio, parece que al menos la primera mitad de julio también habrá que darla por perdida.

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