Varias calles de A Moureira presentan un aspecto bastante lamentable, como ocurre con la Rúa do Ouro y su entorno en cuyos solares crece la maleza hasta el punto que ocupa parte de la calle siendo una molestia para peatones y conductores. Algún despistado ya ha visto los efectos de la maleza en su propia cara.

Otro ejemplo de incomprensible abandono es las mamparas del puente das Correntes, que casi una década después de su inauguración los cristales todavía no se han limpiando y están ennegrecidos, y a poco más que transcurra el tiempo va a ser difícil ver el panorama del río Lérez desde este hermoso puente. Los jardineros realizan su tarea cada cierto tiempo en el entorno del viaducto, la máquina barredora, otro tanto, pero la pregunta es quién es el que tiene que limpiar los cristales, que ciertamente dan asco.