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La restauración mantiene parte de las bodas en lo que considera un año de "supervivencia"

- Dan por perdida toda la primavera, pero se conforman con no tener que echar el cierre - El ajuste del número de invitados será la clave para no exponer a los grupos de riesgo

Simulacro de boda organizada por el alumnado del CIFP Carlos Oroza en el Pazo de Mugartegui. // R.V.

El fin del estado de alarma ha permitido que algunas de las bodas programadas para este año se mantengan finalmente en la fecha prevista. Muchas otras parejas, sin embargo, se han visto obligadas a cambiarlas de mes o a aplazarlas al año que viene. Es, sin duda, este 2020 uno de los más duros para el sector de la restauración en cuanto a grandes eventos se refiere. Los responsables de los negocios se conforman con mantenerlos abiertos al público y poder pagar a sus empleados, porque en lo relativo a los beneficios la temporada estará muy negra.

"Casa Solla", el restaurante del reconocido chef Pepe Solla, reabrirá sus puertas hoy miércoles, día de San Xoán, tras varios meses cerrado por la pandemia del coronavirus. Lo hace con ilusión y con muchas ganas de trabajar tras este largo parón. Además, cuenta ya con numerosas reservas tanto para hoy como para los próximos fines de semana. "Muchos son clientes fieles, que nos preguntaban cuándo abríamos para volver, algo que agradecemos de corazón. Hemos tenido goteos de reservas todos estos días, desde que anunciamos el regreso", confiesa el cocinero.

Sin embargo, los eventos numerosos, como las bodas, se han ido cayendo poco a poco de la agenda de este restaurante reconocido por las guías Michelin y Repsol. La razón no podía ser otra que el coronavirus y el miedo de la población al contagio.

"Se han mantenido, como mucho, un 40 por ciento de las que teníamos. Todas las de abril, mayo y junio, lógicamente, se han perdido, pero las de principios de julio también. Uno de los motivos es que contaban con invitados de fuera, incluso de fuera de España", explica Solla.

Pese a todo, y dado su carácter optimista por naturaleza, considera que "dada la situación, estamos satisfechos". "Este será un año de superviviencia, en el que nadie pretende sacar dinero, con esto nos conformamos", resume.

"Abiertos y con salud"

La misma filosofía comparte la responsable de "O eirado das margaridas", un hermoso restaurante rural también en Poio.

"No damos por perdido el año porque el objetivo ahora es terminar abiertos y con salud. No podemos ponernos a echar cuentas", afirma.

En su caso, una de las bodas ha sido aplazada al próximo año y otra se ha cancelado, "el resto se mantienen para agosto y septiembre, sobre todo las comuniones". Y es que este restaurante cuenta con comedores aptos para celebraciones no demasiado numerosas, de unas 30 o 35 personas.

Todo lo contrario ocurre en el "Hotel Rual Campaniola", en Campañó. "Debido a las características de nuestras instalaciones y nuestra cocina, el cien por cien de nuestros clientes han querido aplazar los eventos contratados para fechas posteriores. La capacidad de nuestras instalaciones es muy amplia y con gran aforo, aún así hemos decidido no realizar eventos de más de 90 personas en el hotel al menos para esta temporada 2020, ya que actualmente nuestro aforo es de 150 personas, pero tanto para mí como para la gerencia, prima la seguridad del cliente y sobre todo el respetar los distanciamientos y protocolos", informa Ramón Soage, el director y manager.

"Los primeros eventos que hemos recolocado comenzarán a celebrarse a partir de este próximo mes de julio y se extenderán hasta el mes de octubre, con lo cual la temporada es aceptable, teniendo en cuenta todo lo que hemos vivido hasta hace dos semanas. Por su puesto, no se asemeja a la de años anteriores", concluye.

Cancelación o aplazamiento

En la "Finca Batacos", del "Grupo Mochi", también se han caído "al menos el 50 por ciento de las bodas". Las que se mantienen se han aplazado al próximo año y algunas se quedan en los próximos meses, sobre todo de agosto, septiembre y octubre. "Se pierden las de abril, mayo y junio".

Sus instalaciones también permiten la celebración de eventos con hasta 150 invitados, "pero las bodas de hoy día ya no son tan numerosas, y es raro que pasen de los 120", asegura uno de los responsables.

Realmente, una de las cuestiones que también ha influido en las anulaciones y aplazamientos es el miedo de buena parte de los invitados. "Se reduce su número porque al fin y al cabo en todas las familias hay personas mayores o de grupos de riesgo al coronavirus", indican en la "Finca Batacos", que confirman que comenzarán la temporada el 1 de julio con pequeños eventos más familiares, como las primeras comuniones.

Esa misma semana comenzará también su actividad de comuniones "La Brisa Atlántica", en Lourido, Poio, mientras que las primeras bodas las tiene en agosto.

"Se salvarán agosto, septiembre y octubre, que es, básicamente, lo que tendríamos que haber facturado en primavera", reconocen en este restaurante.

El verano del sector pende de un hilo. De que no se produzcan rebrotes del Covid-19 dependerá su fututro más inmediato.

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