El aeródromo de Godos ya cuenta con la autorización oficial para ejercer su actividad como espacio privado de uso restringido para vuelos de ultraligeros motorizados. El visto bueno de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, dependiente del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana ya ha sido publicado en el Boletín Oficial del Estado cerrando así un eterno serial de litigios y de obstáculos burocráticos que ocuparon más de una década.
En los dos años previos, Aeródromo de Caldas S.L., sociedad creada para la gestión del espacio, contaba con una autorización eventual y restringida. La actividad se reducía exclusivamente a un máximo de 15 maniobras al mes o a un total de 40 al año. Cabe señalar que los únicos vuelos, aterrizajes o despegues, fueron a cargo de avionetas pilotadas por socios del proyecto.
Atrás quedan ahora episodios de todo tipo, todos ellos superados en los tribunales. Desde informes técnicos negativos, oposición de tipo político o precintos, además de amenazas de derribo de los hangares. Incluso pudieron evitar vía judicial una sanción de 30.000 euros de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Entre el largo capítulo de problemas el peor fue la muerte del promotor principal de la idea, José Manuel Campañó-Luna, cuando un accidente con un tractor le segó la vida en los propios terrenos del aeródromo.
Javier Martiñán, secretario del consejo de administración y jefe de vuelos, quiso destacar que "la autorización definitiva es una alegría inmensa después de tanta lucha y de superar incluso la muerte de la persona que más apostó por ello. Tuvimos muchos detractores, pero también muchos apoyos para no tirar la toalla y dotar no solo a la comarca, sino a toda la provincia de Pontevedra, de su primer aeródromo para el bien común de todos".
El campo de vuelo, con una longitud de pista de 525 metros y de 30 metros de anchura, tendrá actividades complementarias, como aeromodelismo y actividades deportivas relacionadas con aeronaves. El documento ambiental también menciona su posible utilización eventual, en operaciones relacionadas con la lucha contra incendios forestales y las emergencias sanitarias. Las aeronaves que se espera estacionen en el aeródromo, son todas ultraligeros motorizados biplazas y que poseen hojas de características con carreras de despegue y aterrizaje inferiores a 150 metros y con una velocidad máxima de 200 kilómetros a la hora.
Entre los proyectos para el aeródromo destacan la creación de una escuela aeronáutica donde se pueda obtener la licencia para ULM, además de promover el deporte aeronáutico en todas sus modalidades como son el radiocontrol, paramotor o el paracaidismo.
