Información continua, contacto con las familias y mucha previsión han sido las claves para que la Residencia de Mayores de Campolongo figure entre las pocas de España sin ningún caso de Covid-19. Su directora, Mayte Caneda, muy prudentemente, recuerda que hay que seguir manteniendo las medidas de higiene y seguridad.
-Cero contagios en la pandemia en la residencia, ¿cómo se logra algo así con casi un centenar de usuarios?
-Con muchísimos esfuerzo, trabajo e implicación total de los trabajadores, el equipo directivo, los familiares y los propios usuarios. Creo que la clave fue que nos anticipamos un poco a la situación. Tuvimos una reunión al ver lo que estaba sucediendo en otros países y antes de que comenzase el estado de alarma ya les sugerimos a las familias que no viniesen a ver a los mayores. Redujimos las visitas al mínimo imprescindible. La mayoría lo respetaron.
- ¿Cuáles han sido los sentimientos durante estos meses?, ¿han sentido miedo?
- Lo vives con ansiedad, ese es el primer impacto. Es mucha responsabilidad y había nerviosismo, porque nadie sabía qué era esto ni lo que iba a suponer. Fue una locura. En una primera reunión decidimos vaciar la residencia de todo tipo de objetos decorativos o innecesarios. Tenemos el salón de actos llenos de objetos. Se quitó mobiliario, sillas con tapicería, jarrones... Fue una semana de locura. Los residentes se portaron genial, porque colaboraron vaciando sus habitaciones.
- ¿Y después?
- Los sectorizamos por grupos. Fue una gran reestructuración. Los separamos por plantas. Creamos un nuevo comedor; ahora tenemos dos y se usan por turnos. Hemos trabajado muchísimo.
-¿Y los ancianos?, ¿qué preguntaban?
- Ellos querían saber, así que todas las semanas los reuníamos y les informábamos. Les insistíamos en la higiene de manos y en que se vigilasen unos a otros. Lo llevaron, sobre todo al principio, con mucho ánimo. Decían "lo vamos a conseguir", estaban emocionados. Siempre tuvieron confianza en que aquí estaban seguros. Fueron impresionantes; se portaron genial.