Desde la entrada de Pontevedra en la fase 1 la ciudadanía disfrutó de una mayor movilidad y autonomía, al igual que los comercios. Esto se hizo notar en las plazas de abastos, placeros y placeras constataron un cambio en los flujos de personas y de ventas, así como nuevas problemáticas relacionadas con las normas para la prevención de la Covid-19. Desde GALP Ría de Pontevedra señalan la importancia que ha tenido el servicio a domicilio.

Con la gente recluida en las casas y las ventas en supermercados y online al alza, consiguieron no sólo seguir suministrando a sus clientes habituales, sino también acercarse a nuevos compradores que, a buen seguro, se convertirán en "fieles de la plaza". Y no sólo enviaban producto a clientes de todos los días sino que parte del género iba destinado a envíos para el resto de la península. "A mí lo que me salvó fueron los envíos para fuera", reconoce Loli Alarcón, residenta de la plaza de Portonovo que tiene una lista de clientes "de verano" que durante el confinamiento realizaron pedidos y que "en menos de 24 horas tenían el producto de la plaza en casa" señala.

Con la nueva normalidad aumentan las compras en los mercados y todas las plazas están trabajando bajo unas pautas que extreman la higiene y la seguridad al fin de evitar contagios y de garantizar seguridad. El uso de máscaras y guantes, la colocación de dispensadores de gel, los carteles informativos o las barreras para garantizar el distanciamiento social son una realidad a la que se tienen que habituar ambos extremos del proceso de compra.