Los primeros días las administraciones de Lotería acumularon colas, sobre todo por las mañanas. Los juegos se paralizaron durante los meses del confinamiento, por lo que los clientes acudieron a comprobar sus boletos de juego para ver si estaban premiados. "La gente compra por la ilusión de que esto mejore, pero no están jugando más que antes, porque, de hecho, ahora hay menos dinero", reconoce la empleada.