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"Hay quienes no usan la terraza por miedo a las gaviotas"

Se reanuda el plan de control de poblaciones. En la ciudad anidan unas 130 parejas. El ensanche concentra hoy el grueso de aves

Dos técnicos de Larus Control muestran un nido recién retirado. // Gustavo Santos

La densidad de gaviotas es excesiva en Pontevedra. Los especialistas trabajan con un estudio de los años 90 que identificaba en aquel momento unas 60 parejas anidando en los tejados, por encima de lo que ya entonces se consideraba una población adecuada para convivir sin problemas con la dinámica de la ciudad. Lejos de corregirse, el problema en adelante se intensificó: hace solo una década las poblaciones estimadas hablaban de 220 nidos repartidos por distintos barrios, que llegaron a 250 contabilizados en 2014.

En 4 años el programa de gestión desarrollado para la Concellería de Desenvolvemento Sostible e Medio Natural por la empresa Larus Control logró evitar el anidamiento de 60 parejas, y en la actualidad se estima que son alrededor de 130; en concreto en la pasada temporada de crianza se registraron 121.

El centro histórico fue inicialmente el epicentro de la colonia, trasladada posteriormente al entorno (en uno de los laterales de Cruz Vermella se contabilizaron en su día más de 15 nidos) y espacios del ensanche como los alrededores de la pasarela y el Asilo. En la actualidad, cada vez más las poblaciones se desplazan al perímetro de la ciudad, como Valdecorvos.

Dependiendo de la disponibilidad de áreas de alimentación y el tipo de colonia ponen de media tres huevos y al menos un pollo llega a la edad adulta. Los técnicos de Larus Control reanudaron ayer su trabajo coincidiendo con la época de pre y anidamiento de las aves y tras incorporar los protocolos de seguridad derivados del Covid-19. Se trata de un servicio que presta el Concello gratuitamente y que recuperó actividad con primeras intervenciones en distintas zonas de la ciudad, caso de la avenida de Vigo.

Una vez concertada la cita dos técnicos de la empresa acuden al tejado y retiran los huevos o pollos. "Y a las 4 semanas volvemos a llamar al propietario, fijamos una nueva cita, y revisamos el nido", explica Juan Fraga, de Larus Control, cuyos técnicos repiten visita al menos tres meses. "Si la pareja es joven y tiene mucha fertilidad, podría llegar incluso a una cuarta puesta", que se busca evitar con controles periódicos de los nacimientos hasta agosto.

Con ello inciden directamente en la capacidad reproductiva de las gaviotas (se las obliga a más de una puesta anual, mermando su longevidad en capacidad de cría) y además se impiden nacimientos, con lo que se frena la repoblación de las colonias de cría.

Más allá de las molestias en las terrazas, suponen un importante problema de convivencia para los vecinos. Juan Fraga explica en este punto que son aves muy territoriales "y no distinguen entre otras aves y los humanos. Tenemos gente que no han podido utilizar sus terrazas durante todo el verano, porque su agresividad es muy alta". Cuando está próximo el nacimiento de los pollos o cuando ya están criándolo no dudan en atacar de modo preventivo.

A mayores están peligros sanitarios. El especialista explica en este punto que las gaviotas "son transmisoras y portadoras de muchos vectores que pueden afectar al ser humano. La convivencia es directa, sobre todo en la época de cría, porque el resto del año probablemente no produzcan molestias o sean leves, ya que conviven esporádicamente con nosotros y descansan en los tejados, no hay ese contacto directo" que sí se produce en esta época del año.

Preocupa la densidad. "Probablemente si estuviesen extendidas por la ciudad, pero el problema es la concentración", señalan los técnicos, de ejemplares de una especie que cría en colonias.

Y es que a las más de 120 parejas se suman los pollos "e individuos procedentes de colonias externas", zonas de cría naturales como el Parque Illas Atlánticas, cuya densidad "no permite a los ejemplares más débiles establecerse, y éstos lo que hacen es buscar nuevas zonas de cría, que son los espacios urbanos, la zona más fácil para criar".

Con las primeras visitas a los domicilios, también se pusieron en marcha las medidas preventivas ligadas al Covid-19, como los equipos de mascarillas o guantes, si bien se descartó el uso de trajes de protección por si interferían en los trabajos en altura.

En adelante, los técnicos prevén" realizar más de 250 intervenciones durante la presente temporada de cría, ya que con una única retirada no se consigue el objetivo de limitar cría. "De es ese modo no se lograría obtener resultados, solo se aliviaría el problema, pero la intención del Concello y la nuestra es solucionarlo a medio y largo plazo, y para eso se necesitan intervenciones durante todo el verano para comprobar que esas gaviotas no consiguen criar".

El programa de control continúa dando sus frutos. En este 2020 los técnicos han identificado zonas "donde las parejas que no consiguen sacar adelante más que 1 o 2 huevos cuando lo normal es que pongan 3, y no son capaces de hacer más puestas de reposición que la del principio. Han visto mermada su capacidad y además está la molestia para ellas, que saben que no son capaces de criar, con lo cual no insisten en la costumbre de anidar en ese tejado".

¿Las previsiones para el futuro? No se trata, explica Juan Fraga, de erradicar las gaviotas de Pontevedra, sino que "podemos convivir con ellas siempre que el número de ejemplares no signifique un problema con los ciudadanos". La idea es que la población se estabilice en un punto en el que baste un control periódico para mantenerla y no haya problemas de vecindad.

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