Baltar recuperó ayer en parte una de las estampas típicas del lunes con el mercadillo de productos de alimentación con el inicio de la fase 1 del desconfinamiento por el coronavirus.

Un total de 14 puestos de frutas, productos salados, quesos y embutidos volvieron a la actividad. Entre cada puesto, dos metros de distancia y un pasillo de seis metros para el tránsito de clientes. En las próximas semanas se irán incorporando los puestos de textil y calzado para los que se establecerán turnos para respetar el aforo que se limita a un total de 39.

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Los vendedores, aunque ya tenían claro que iba a ser un día de feria atípico, confesaron su preocupación por cómo tendrán que hacer frente a las pérdidas de los dos últimos meses.

La dueña del puesto "Frutas Mary" utiliza una pantalla facial para poder atender a su clientela con seguridad. Además, entre una venta y otra se desinfecta las manos con un producto específico. Reconoce que el de ayer fue un día de tanteo, hasta que los compradores habituales regresen con normalidad a la calle y se animen a regresar al tradicional mercadillo.

Por su parte, María Dolores Ferreira, al frente de un puesto de quesos, miel y embutidos, entre otros artículos, se teme que la gente todavía no se anime a salir. "Yo vengo desde Pontevedra, así que si no hago venta, mucho no me compensa", reconoce la vendedora, que solo instaló la mitad del puesto para que no se le estropee un género "que no va a salir".

Más difícil todavía lo tiene Alejandro González, del puesto ambulante "Plus de Sucre", una food-track de venta de cafés, postres y otros dulces. "Yo vivo de estas ferias y de eventos en fiestas, bodas, festivales... Si no se celebran este verano no sé qué voy a hacer", afirma este cocinero titulado.