Establecer protocolos de consulta a distancia e implementar medidas para separar a los propietarios han sido los grandes retos de las clínicas veterinarias en las últimas semanas. El primero fue responder sistemáticamente a las dudas sobre si las mascotas podrían trasmitir el Covid-19, al que siguieron consejos sobre cambios durante el confinamiento, como alimentación más restringida (piensos moderados en calorías) y porciones menores. Casi las mismas buenas intenciones que sus propietarios.

En realidad la complicación en las clínicas la suponen los humanos, de ahí que el Colegio de Veterinarios recomendase un buen protocolo previo, con fotografías y otros indicadores para valorar si la atención es urgente o podría esperar. En caso de que tenga que acudir a la clínica, llevará la mascota una persona asintomática, que no coincidirá con los sanitarios animales ya que las consultas y pruebas se harán en otros espacios.