Y por fin llegó el tan ansiado 26 de abril, el primer día en el que los menores de 14 años de toda España pudieron salir a la calle acompañados de sus padres o hermanos mayores de edad en plena pandemia del coronavirus.

La estampa que dejaron ayer las calles y plazas de la peatonalizada Pontevedra no tenía nada que ver con la de todas estas semanas previas. Por fin, un poco de alegría en una ciudad que se hace desconocida de apagada que está desde que se declaró el estado de alarma.

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En general, prudencia y respeto por las normas de seguridad sanitarias establecidas por el Gobierno para evitar la propagación del virus. La mayoría de las familias pontevedresas mantuvieron las distancias aconsejables en su paseo de una hora y salieron, tal y como está permitido, en solitario, solo un adulto y los menores.

En el lado contrario, aunque afortunadamente fueron los menos, por la Boa Vila también se vieron grupos de madres y padres paseando juntos con sus respectivos niños tras encontrarse en el centro de la ciudad. Así como familias completas en las que ambos progenitores acompañaron a los menores.

Sin embargo, fuentes de la Policía Local aseguraron que no se habían producido incidentes destacables en el municipio.

Los abuelos en la ventana

La medida dio la oportunidad a los más pequeños de poder ver, por fin, después de más de un mes, a sus abuelos. Eso sí, desde la calle y con los mayores asomados a las ventanas. Un hermoso y emotivo gesto.

Fue el caso de la familia Del Campo-Pérez, con tres niños, Candela, de 12 años; Alejandro, de 11, y Martina, de casi 4. Los hermanos, acompañados por el padre, acudieron a saludar a los abuelos al entorno de la Praza de Galicia.

"La verdad es que se han adaptado de maravilla a las normas y ya no tocan nada. Estos días los han invertido en hacer los deberes, jugar con nosotros a juegos de mesa, al escondite, aprendieron a cocinar, hicieron ejercicio todos los días... Hoy ha sido un día muy especial y como no se puede ir al parque se han traído las bicis y un patinete", explica su padre.

Lo cierto es que el de ayer parecía un Día de Reyes de los de hace dos décadas, con la mayoría de los niños subidos en sus bicicletas, patinetes o patines. Vamos, lo que se dice un domingo sobre ruedas.

Mónica Martínez decidió salir con sus dos hijos, Nicolás, de 10 años, y Marta, de 8, en bici. Los tres se dieron un paseo por el centro de la ciudad. "Esta es una forma de poder salir, de hacer deporte y de que no se aburran conmigo", dice la madre.

Los pequeños reconocen que no llevaron tan mal el confinamiento y que se dedicaron a jugar mucho con las piezas de Lego. "¡Hicimos un hotel!", dicen emocionados.

La espinita de los parques

Y si hay un lugar al que los niños les gusta ir de cabeza es al parque. Pero, precintados por seguridad por el estado de alarma, estos recintos ayer se encontraban totalmente vacíos.

De hecho, es una de las razones por las que muchos padres decidieron salir a pasear con sus pequeños evitando estas zonas, para ahorrarse disgustos y berrinches en el primer paseo de la primavera. "Son dos hermanos, pero el mayor, de 8 años, ya no quiso salir porque no podíamos ir al parque", manifiesta la madre de Bárbara, de 3 años, en su paseo por las inmediaciones de la Peregrina.

Por el contrario, la pequeña sí quiso sacar su patinete de "Frozen" para salir el domingo y contó que desde que empezó el confinamiento se ha divertido con juegos educativos, haciendo puzzles infantiles y dibujando.

A Carla, de 3 años, tampoco le sentó demasiado bien ver que no podía, como hacía habitualmente, acceder al gran parque infantil de Campolongo. La niña decidió poner fin a un agradable paseo con su padre tras comprobar que esta área estaba precintada y no podía jugar, explica divertido él.

"La verdad es que ha llevado el confinamiento mucho mejor de lo esperado. También hay que decir que aún es muy pequeña y que no es muy consciente. En lo único en lo que insistía era en ver a las amigas, pero después estamos muy tranquilos porque no toca las cosas", celebra el padre.

Si algo bueno ha dejado el confinamiento en las familias en general es que ha logrado estrechar los lazos entre sus miembros, la gran asignatura pendiente por el trepidante ritmo de trabajo de los padres en general, así como el de los niños, con agendas también apretadas entre el horario escolar y las actividades extraescolares.

Estos días han servido para que Marta y Leonor, por ejemplo, de 10 y 6 años, respectivamente, agudizasen la imaginación.

Su madre, Mónica Moreira, cuenta que han sido semanas intensas en las que han aprendido incluso a cocinar platos que nunca se propondrían hacer. "Hicimos pan, pasta fresca, dulces, meriendas especiales...", afirma.

Su primer día en la calle ha sido bastante tranquilo y se han limitado a dar un paseo para "tantear el terreno" y para ir a saludar a su abuelo, que se asomó a la ventana para ver a sus nietas en la calle. Hoy tienen pensado sacar los patines y patinetes.

"En general, todos en casa llevamos bien la situación. Hemos intentado cumplir las rutinas a rajatabla, como las de los deberes, el teletrabajo... Ellas se han encargado de iluminar la casa con un arcoíris en la ventana", resume la madre.

En el centro de Pontevedra el ambiente fue mucho más animado por la mañana. Precisamente, este fue el motivo por el que muchos padres decidieron aplazar esta primera salida para la tarde, evitando riesgos, porque la pandemia sigue ahí y toda precaución es poca para proteger al conjunto de la sociedad.

Familia Méndez Blanco - Carla (3 años)

"Lo llevamos mucho mejor de lo esperado, como es pequeña tampoco es muy consciente"

Familia Irala González - Esmeralda (4 años)

"Estuve enferma, pero hice los deberes con la profe, Paula. También dibujé, pinté, cociné... hoy saqué la bici"

Famlia Torres Estévez - Mateo (5 años), Jorge (4) y Roque (1)

"Hoy es un día muy especial porque pudimos salir con las bicis y la moto. Los tres lo pasamos pipa"

Familia Martínez - Nicolás (10 años) y Marta (8)

"Salir en bici es más seguro para evitar riesgos. Además, así hacen deporte y no se aburren"

Familia Castro Umaña - Rafa (6 años) y Paula (3)

"Hicimos los deberes todos los días y yo jugué con los Superzings y mi hermana con Elsa, de Frozen"

Familia Pérez Dibiasio - Luana (10 años)

"Estos días los dediqué a hacer los deberes y a hablar con mis amigas por videollamada"

Familia Puime Moreira - Leonor (6 años) y Marta (10)

"Fuimos a ver al abuelo por la ventana y haremos mascarillas con tela pequeñas para nosotras"

Familia del Campo Pérez - Candela (12 años), Alejandro (11) y Martina (3)

"Se adaptaron de maravilla a las normas, no tocan nada. Hoy es un día especial y sacamos las bicis"

Familia Biempica - Manuel (7 años)

"Hice la serie 6 de los Superzings, patiné por el pasillo y la terraza, hice galletas..."

Familia Núñez García-Tuñón - Marina (10 años) y Javier (12)

"Estuvimos corriendo y caminando en el radio permitido. Lo mejor ha sido airearse por fin"

Familia D. - Candela (9 años)

"Todo es cuestión de saber llevarlo. Ella llevaba más de 40 días sin salir, ni al ascensor"

Familia Rodríguez Díaz - Daniela (5 años) y Alejandro (8)

"Lo fuimos llevando y se adaptaron bastante bien. Ahora vamos a ser prudentes"

Familia Gómez - Bárbara (3 años)

"Son dos hermanos, pero el mayor, de 8, ya no quiso salir porque no se podía ir al parque"

Familia Pérez Quinteiro - Nacho (18 meses)

"He salido yo con él y su padre con el hermano, de 6 años. No nos daba llegado este día"