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El comercio gana pulso tras semanas de parálisis

Vendedores piden una reorganización de la circulación interior al repetirse las colas

Arriba: una de las colas que se formó ante el Mercado durante la mañana de ayer. Id: piden una reorganización de la circulación en los puestos del interior. // G.S.

Tras unas semanas de parálisis, el poco comercio local que puede abrir se adapta a los cambios y recuperó ayer algo de pulso, como pudieron comprobar los numerosos clientes que en distintos momentos de la mañana se vieron obligados a guardar cola ante el Mercado, los súper y otros establecimientos como panaderías.

Con todo, las colas más extensas se produjeron entre las 10.30 y el mediodía en el acceso al Mercado y se mantuvieron durante unos pocos minutos. Un funcionario municipal supervisó el acceso evitando que coincidiesen en el interior más de 60 personas y la Policía Local acudió para vigilar el cumplimiento de las normativas de seguridad relativas al Covid-19, como las distancias entre clientes.

Un día más, las medidas fueron recibidas con división de opiniones. Sabela Rial explica a la cola (por momentos llegó a las inmediaciones de la estatua de Valle Inclán) que "llevo menos de 5 minutos y no me parece que sea demasiado tiempo, hay que tener en cuenta en qué circunstancias estamos y lo importante es evitar los contagios", una opinión compartida por los clientes situados en las inmediaciones.

Muy al contrario, un grupo de vendedoras hizo públicas sus protestas y de hecho fue uno de los momentos en los que la Policía Local hizo acto de presencia en el Mercado. Más allá del momento de tensión, los concesionarios de los puestos piden una reorganización en la circulación interior, en especial las zonas de pescadería, que concentran más clientes.

"No es normal que algunos permanezcan completamente vacíos y en otras zonas tengan que llamar la atención porque no se guarden las distancias de seguridad", señala a FARO una de las vendedoras.

"Hoy ha sido un día con animación", confirman desde los escasos establecimientos de las inmediaciones que pueden abrir.

A unos metros del santuario de A Peregrina también se repetían las colas a mediodía. "Hemos vendido mucho" explican desde la panadería Xeve, donde los clientes esperaban varios minutos para ser atendidos, "pero también es que traemos menos porque por las tardes estamos cerrados".

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