Efectivos de la Compañía NBQ de la Brilat, que ha aumentado sus capacidades al sumar personal y equipo del Regimiento NBQ "Valencia" nº1 y la Unidad de Servicios "Cid Campeador" de Burgos, procedieron ayer a una de las desinfecciones más complejas de entre todas las que deberán llevar a cabo en la provincia dentro de la batalla contra el Covid-19. Compleja tanto por el tipo de instalación como por las características de la misma: el centro penitenciario del A Lama

Los militares desarrollaron esta labor entre los aplausos de los internos. La desinfección de la prisión de A Lama es la primera de un total de 55 localizaciones que han sido seleccionadas en la provincia para ser desinfectadas por la Brigada Galicia en una nueva orden de operaciones bautizada con el nombre de "Finisterre".

Se trata de una desinfección preventiva dado que no se han registrado contagios en el centro. No obstante, el funcionamiento de la prisión se ha visto alterado en las últimas semanas como consecuencia de la crisis sanitaria del Covid-19.

Se presta especial atención a los vectores que pueden introducir el Covid-19 en la prisión. Un recinto, además, en el que hay numerosos internos de riesgo, no solo por edad, sino por tratarse de personas inmunodeprimidas. Estos vectores que pueden traer el virus del exterior, una vez prohibidas las visitas familiares, son los funcionarios y los internos de nuevo ingreso. Los primeros están adoptando las medidas preventivas que se les indica e incluso las que ellos implementan a mayores. Actualmente hay un funcionario pendiente del resultado de un test. Los segundos, los internos de nuevo ingreso, deben superar una cuarentena de 15 días antes de poder incorporarse con el resto de la población penitenciaria. En estos momentos hay 14 reclusos en esta situación.

Desde el sindicato Acaip-UGT señalan que, aunque se ha mejorado respecto al momento inicial de la crisis sanitaria, siguen careciendo de todos los equipos necesarios de protección, no solo para su propia salud, sino especialmente para evitar su posible transmisión a los internos.

"Excesiva burocratización"

Desde esta central subrayan que las medidas de protección que se han ido adoptando fueron a petición de los propios sindicatos, rechazadas en un primer momento, y puestas en marcha tras ser ratificadas más tarde desde Madrid. Lamentan "el sentido común esté en estos casos subordinado a una excesiva burocratización" a la hora de tomar estas medidas. Es el caso por ejemplo de la obligación de llevar mascarilla, que se solicitó el 10 de marzo pero que no se impuso hasta el pasado 25 de marzo, según este sindicato. En cualquier caso, consideran que "los medios siguen siendo insuficientes" ya que disponen de una única mascarilla quirúrgica para los dos turnos que realizan durante cinco jornadas.

También reclaman ser dotados de Equipos de Protección Individual Adecuados para su labor diaria y un protocolo más rápido para la realización de test a los funcionarios.

Señalan también que la prisión tiene provisiones de material de protección más específico pero indican que este se reserva por si hay algún caso de contagio. "Precisamente reclamamos que se emplee ahora de manera preventiva para evitar precisamente eso, un primer contagio", indican desde Acaip-UGT. Aseguran que se están tomando decisiones para mejorar la seguridad de internos y funcionarios pero "con una lentitud que no nos gusta, siempre a la espera del visto bueno de Madrid, cuando es hora de tomar decisiones valientes" con rapidez.