Una jabalí paseando por las calles vacías de Barcelona, un lobo que se atreve a adentrarse en las calles del núcleo urbano de Fornelos de Montes o un oso que inspecciona tranquilamente un pequeño pueblo asturiano. Está claro que el repliegue humano debido a la crisis causada por el coronavirus está provocando que algunas especies de animales salvajes se atrevan a internarse hasta puntos del dominio del hombre que antes esquivaban.

En Pontevedra, el pasado miércoles, los vecinos de los edificios de Orillamar disfrutaban con el espectáculo protagonizado por dos delfines que se atrevían a adentrarse río arriba hasta sobrepasar el puente de As Correntes, en un avistamiento poco común y que coincide con este confinamiento que mantiene la ciudad prácticamente vacía y sin el habitual ruido del tráfico, intenso siempre en esa zona de Beiramar y los puentes sobre el Lérez.

¿Pero tiene que ver algo la tranquilidad que emite la ciudad por el confinamiento del Covid-19 con la presencia de los delfines en el Lérez? Desde el Cemma, la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños, explican que no es infrecuente el avistamiento de este tipo de cetáceos en la ría de Pontevedra y en el curso bajo del río Lérez en esta época del año, y que ya hay registros de la presencia de estos animales en la desembocadura del río otros años. "No es cosa de todos los días, pero sí que en algunas ocasiones se tienen observado delfines en el Lérez, empujados por sus manadas o dependiendo de las mareas se pueden quedar varios días en estos estuarios en donde tienen alimento abundante", señalan desde el Cemma. Ahora sí, reconocen que "no es tan normal" que sean avistados en una zona tan alta de la desembocadura del río como tienen constancia ya de este último caso, por encima del puente de As Correntes. En este sentido, no pueden descartar que el silencio y la tranquilidad de la ciudad, sin tráfico, hayan podido animar a estos dos ejemplares a adentrarse aguas arriba y llegar a juguetear entre los pantalanes del Club Naval como si tal cosa.