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Las costureras fabrican mascarillas

Las empresas del textil de la comarca se solidarizan con la crisis sanitaria y elaboran protectores de diferentes materiales certificados

Taller de costura de la empresa Bien Bonito, en Poio. // Rafa Vázquez

Las manos que saben coser son ahora un atisbo de salvación en el intento de frenar la propagación del Covid-19. Ante la escasez absoluta de mascarillas empresas y particulares del sector de la moda se han puesto manos a la obra para confeccionar tantas mascarillas como pueden con los tejidos que tienen a su disposición. Es el caso de la empresa de uniformes Bien Bonito, que asume un pedido del Concello de Poio de mil unidades, aunque no descartan realizar más debido a la alta demanda. La empresa estaba parada ante la inactividad del sector, pero comenzó a trabajar en las mascarillas ante la necesidad del Concello.

"Somos una empresa ágil y flexible, el sábado comenzamos a revisar patrones y materiales para sacar adelante la idea y ya tenemos todo encaminado", comenta la encargada, Silvia Crespo. "Hacemos mascarillas y las entregamos a diario porque la necesidad es tremenda", insiste.

"Antes de que la situación fuera tan grave esto ya queríamos hacer mascarillas porque veíamos que el problema podía ser serio, pero no nos atrevimos porque deberían estar homologadas y era un proceso muy complicado a nivel burocrático", recuerda Crespo.

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Desde la empresa señalan que en la situación actual el acceso a ese tipo de tejidos es muy difícil, por eso fabrican mascarillas de algodón con un gramaje de 200 gramos y doble capa con tejidos certificados: "Trabajamos para sanitarios y por ello son buenos materiales, además son aptos para lavados industriales y soportan hasta 90 grados", aclaran. Por eso defienden que, aunque no son las homologadas, son seguras para personal que está en constante exposición como es el caso del personal de Policía Local, Protección Civil o limpiadoras, entre otros.

A contrarreloj

Esta pequeña empresa de cinco empleadas hizo el lunes la primera entrega de 90 unidades y espera tener el resto para finales de esta misma semana, preparándose para poder atender más pedidos si fuera necesario, aunque temen que llegue el momento en el que se queden sin material. "Teníamos aprovisionamiento porque teníamos muchos pedidos en marcha que se han paralizado y teníamos tejido, pero tememos quedarnos sin nada y que ya no se distribuya", comentan. Por eso trabajan a contrarreloj con un objetivo muy claro: "Cada día cuenta y entregarlas hoy no es igual que mañana, porque es importante prevenir lo antes posible ya que el tiempo juega en contra", sentencia Crespo.

Dori Pazos, en Marín, muestra una de las mascarillas que elabora. // R. Vázquez

Como ellas desde hace días Dori Pazos, en Marín, ha cambiado sus patrones de ropa infantil por los de mascarillas que vende a través de su página web, desde la que hace envíos a toda España.

"Desde que surgió este problema se me ocurrió ponerme a hacerlas, descargué un patrón por internet y me puse a ello. En un principio las hacía de algodón, ahora lo hago con una tela TNT (tejido no tejido), que es de material quirúrgico en el interior y por fuera de algodón", explica. Sabe que no son homologadas, pero argumenta que "son mejor que nada".

A esta vecina de Marín le llegan los pedidos de toda la península así como de sus vecinos. Ahora comienza a quedarse sin elástico y teme agotar pronto el material a este nivel de demanda. Calcula que al día hace alrededor de 30 y vende la unidad a cuatro euros. Aunque comenzó regalándolas, explica que necesita cubrir el coste de material y defiende que son lavables a alta temperatura.

Entre sus clientes hay también sanitarios que le han pedido que les hagan EPI, equipos de protección individual, ya que le cuentan que no hay y están trabajando protegiéndose con bolsas de basura.

Ahora está definiendo el diseño de este tipo de trajes, con el mismo material TNT, para que se ajuste a las necesidades de los sanitarios.

Diez horas al día para poder hacer cien unidades

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Confeccionar mascarillas, la nueva ocupación de las costureras

A sus 69 años María del Carmen Rodiño está trabajando unas diez horas al día para poder hacer cien mascarillas diarias, que reparte gratuitamente en la Carnicería la Barca, ya que sus negocios, Casa Pepe y Hotel Don Pepe, permanecen cerrados. Es modista y hace trajes a modo de hobbie, en cuando vio la gravedad de la situación supo que tenía que hacer algo: "Es mi granito de arena para el coronavirus", comenta modestamente.

"Una amiga que vende telas, me trajo tela TNT homologadas y comencé a coser", explica reivindicando que no las quiere vender, sino donar. Con la ayuda de su hija las plancha y las envasa en un plástico protector para llevarlas al local donde se agotan en cuestión de horas. "Yo no pensé que iban a pedirlas tanto, pensé que sería para las pocas personas del barrio que van al local", se sorprende señalando que acaba de llevar 60 unidades y ya no queda ninguna.

"Calculo que tengo para unas 500 más, pero cuando se me acabe no tengo más", comenta haciendo un llamamiento por si alguien tiene tejido para que ella lo cosa.

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