El equinocio y el buen tiempo, que suelen ser los reclamos que llenan de ambiente la ciudad en el fin de semana de arranque de la primavera, no se citarán este año al repasar la imagen que presentaba ayer Pontevedra.

La plaza de A Ferrería, habitualmente un hervidero, amanecía vacía, la misma imagen que se repetía en los parques infantiles cerrados, los columpios precintados o las calles más céntricas sin un solo vecino, salvo peatones esporádicos en busca de la prensa diaria y el pan.

Otro tanto sucedió en los principales espacios verdes de la ciudad, caso de la Illa do Covo, habitualmente punto de encuentro de numerosos deportistas, grupos de amigos y familias que, en distintos momentos de la jornada hacen uso del parque. Muy al contrario, éste ofrece su imagen mas vacía, al igual que distintos puntos del centro histórico por primera vez en años despejados de terrazas.