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Las mariscadoras se quedan en casa por la falta de seguridad y la escasez de compradores

Desde las Cofradías indican que la baja demanda también estaba tirando los precios y además no tenían acceso al material que les permitiese trabajar con protección

Mariscadoras a pie en la zona de Lourizán. // Gustavo Santos

La imposibilidad de cumplir las medidas de seguridad necesarias junto a la falta de compradores ha llevado a las diferentes cofradías de la ría de Pontevedra a parar su actividad a lo largo de la semana tanto en el marisqueo a flote como a pie. Desde el pasado lunes hasta este mismo viernes, cada cofradía ha ido analizando la situación y han parado la actividad esperando ahora que la Consellería de Pesca les reconozca el cese de la misma.

"Las medidas de protocolo que había que tener eran imposibles de llevar a cabo porque no había ni guantes, ni mascarillas, ni gel desinfectante para manos" , apunta el patrón mayor de la cofradía de San Telmo, César Rodríguez.

Las últimas en tomar esta dura decisión fueron las mariscadoras de Lourizán, que consultaron previamente a los compradores, que ya avisaron que no acudirían a la cita diaria. "La preocupación es general, pedimos el cese de actividad por fuerza mayor porque ni tan siquiera teníamos equipos de protección, yo intenté buscarlos para la cofradía, pero era imposible", coincide la patrona mayor Carmen Vázquez. Además recuerda que el marisco bivalvo apenas tiene salida al estar cerrada la restauración por lo que "el precio tampoco iba a estar en consonancia con lo que se pide", apunta.

"Queremos quedarnos en casa para que esto acabe lo antes posible porque entendemos que no es un producto de primera necesidad, aunque sabemos que este mes lo va a pasar mal el sector porque no va a cobrar", indica Vázquez a la espera del cese que se realizó también hace escasas semanas por la toxina. Aún con todo recuerda que las lonjas siguen abiertas por ser un centro donde se maneja producto alimentario, aunque apunta las grandes pérdidas que se están teniendo y que afectarán también a las cofradías.

En el caso de la Cofradía de Raxó las mariscados pararon la actividad al comienzo de la semana, "después de hablar con los compradores decidimos parar el pasado lunes la decisión es difícil y la gente tiene mucha incertidumbre porque no se sabe qué va a pasar, pero no tiene sentido trabajar estando prácticamente uno encima de otro, porque así no se paran los contagios", indica el patrón mayor, Iago Tomé.

Pescadores

Tomé recuerda que aún así los pescadores siguen trabajando sin poder cumplir las pautas de seguridad para poder seguir ofreciendo producto. "La situación es difícil, el choco estuvo toda la semana entre 7 y 8 euros y el viernes bajó a 3 y ese precio no es sostenible. Nuestra idea es seguir trabajando, pero los precios tienen que ser más estables, porque el viernes fue un día muy preocupante en muchas lonjas", señala.

"Trabajar a un metro de distancia en barcos de cinco metros es imposible", explica. Varios pescadores de Poio marchan hoy hacia Asturias a la campaña de la xarda "nos mandan a llevar mascarillas y demás y no sé a cuántos sitios fui a buscarlos ya, es imposible porque no hay. Vamos muchos marineros y nos dicen que hay que trabajar, pero necesitamos unos mínimos de seguridad. Nuestras familias están en casa pero nosotros vamos a trabajar y nos relacionamos con mucha gente y tenemos personas mayores a nuestro cargo", comenta Tomé superado por la situación.

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