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"Me imputaron financiación al terrorismo por dar agua y comida a mujeres activistas"

El Principal acogió ayer la jornada "Mulleres, discriminación sen fronteiras" -Dos jóvenes feministas relataron la realidad que viven las mujeres en sus países de procedencia

La concelleira de Igualdade, Paloma Castro, junto a las activistas feministas Georgina Molina y Nasra Amah. // Gustavo Santos

Clandestinidad

La joven apunta que las consecuencias del patriarcado islámico arrastra a las mujeres y entiende que "la única manera de que esto no suceda sería vivir en un contexto completamente alejada de tu familia, pero las secuelas psicologías perdurarían. La diferencia entonces sería que tendrías libertad de acción y movimiento".

En este sentido, Nasra Amah explica que "las mujeres que nos hemos criado con nuestras familias de origen vemos muy limitada nuestra libertad. Primero la de pensamiento, luego la de expresión y, por último, como consecuencia, la de acción".

Amah también destaca que las mujeres musulmanas llevan tomando conciencia del machismo imperante en nuestros países desde el siglo XIX, "pero hubo un freno importante a los movimientos feministas que lo cuestionaban; sin embargo, en los últimos cinco años hubo un auge a través de la creación de radios y páginas web clandestinas, siempre desde la clandestinidad. No tenemos un referente visible, porque si no su vida peligraría", concluye.

"Varios colectivos de mujeres, estudiantes universitarias, médicas, campesinas, ... se organizaron para protestar en 2018 y nosotras les brindábamos lo más básico a las mujeres activistas, llevándoles comida y agua, algo que estaba penado por el Gobierno. Por darles agua y comida a unas personas me imputaron financiación al terrorismo". Son palabras de la activista feminista Georgina de los Ángeles Molina Rivera, procedente de Nicaragua y que desde hace dos años vive en el exilio, residiendo en territorio español.

Molina Rivera, junto con Nasra Amah Iahdih, participó ayer en la jornada "Mulleres, discriminación sen fronteiras", una iniciativa promovida por la concellaría de Igualdade e Benestar de Pontevedra con la que el Concello pretendía poner el foco sobre el precio que deben pagar muchas mujeres en el mundo por defender sus derechos.

En su intervención, la joven nicaragüense explicó a las personas asistentes las múltiples violencias a las que se ven sometidas las mujeres latinoamericanas, entre ellas, la opresión por parte de los gobiernos por ser principalmente defensoras de la tierra, las penas y persecuciones por luchar por un aborto seguro o los terribles feminicidios.

La activista feministas no dejó de mencionar, a pesar de todos los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en América Latina, que "seguimos resistiendo y tejiendo redes de las maneras más alegres posibles, porque la alegría es digna de rebeldía", señaló.

La Policía Nacional imputó a Georgina Molina y a otras dos de sus compañeras financiación al terrorismo en 2018 y fue entonces cuando se vio obligada a huir de su país. A pesar de la distancia, continúa su activismo luchando contra el régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo, "porque es necesario que el mundo sepa que en Nicaragua la policía está arrestando día y noche a las compañeras feministas, que han caído presas también por militares, y que este 8 de marzo las mujeres nicaragüenses no van a poder salir a la calle a reivindicar sus derechos, porque está penado", señaló Georgina Molina.

La activista indicó que las mujeres feministas están siendo arrestadas y perseguidas en su país "por señalar los crímenes contra la humanidad que se cometen en Nicaragua y por organizarse con otras mujeres".

La situación para las nicaragüenses no es fácil, pero Georgina Molina indica que no cesará en la lucha, porque afirma que "la dictadura va a caer, estamos seguras, y cuando lo haga las feministas tendremos que estar para luchar contra el machismo imperante en latinoamérica", apuntó.

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