Víctor Manuel es uno de los internos que participan en este recién inaugurado módulo "Nelson Mandela". En esta pequeña sociedad autogestionada por los propios internos dentro de la prisión, él tiene asignado la función de portavoz y, quizá asumiendo ese papel, ayer aceptó ser quien pusiera cara y voz ante los medios a cada uno de los 56 reclusos que participan en la iniciativa.

Según explica, Víctor lleva más de cinco años en este módulo, que es uno de los seis de respeto y convivencia que hay en A Lama. Se muestra contento de que el módulo 13 vaya a tener este plus que le da el programa "Nelson Mandela" al poder contar con un extenso equipo de profesionales que los prepararán para afrontar de la mejor manera posible su próxima puesta en libertad y su reintegración en la sociedad.

Víctor se muestra reticente a decir cuando le tocará salir a él, y no desvela cuanto le falta para cumplir su condena: "Te podría decir que me queda más de lo que quisiera", explica, pero insiste en mostrarse ilusionado con este programa pionero para el que los acaban de seleccionar: "Lo que espero es que me ayude a salir lo antes posible" y que, cuando lo haga "esto nos ayude a encontrar un camino diferente al que, por distintas circunstancias de la vida, estábamos acostumbrados a llevar antes de nuestro ingreso".

Aunque el módulo "Nelson Mandela" lleva apenas un mes funcionando, él ya sabe lo que supone cumplir condena en un módulo de respeto y convivencia y no duda en recomendárselo a cualquier otro interno: "Yo estuve en otros módulos y es un avance tremendo, muy grande", aunque asegura que tampoco falta el "compañerismo" ni el respeto entre el resto de los compañeros de los módulos ordinarios.

"Firmé un contrato"

Víctor Manuel explicó que para participar en este programa "firmé un contrato para cumplir las normas de forma voluntaria, aquí nadie obliga a nada". Explica que su quehacer cotidiano en el módulo es "casi lo mismo que uno haría en la calle, quitando que estamos privados de libertad". "Me levanto por la mañana para ir a trabajar, o en este caso para hacer las actividades" que tenga encomendadas. Lo mismo ocurre por la tarde, después de comer, y "por la noche a descansar para el día siguiente". "Mantener la cabeza ocupada es una de las claves", dice.

El programa Nelson Mandela tiene como objetivo mejorar las habilidades no solo profesionales sino también sociales de los internos para prepararlos de cara a su vida en libertad. En el caso de Víctor Manuel, él lo tiene claro, encontrar un trabajo al salir es "primordial" de cara a su reinserción. "Yo ahora mismo estoy haciendo un curso de pintura, que es todo un avance dado que nos dan un certificado de profesionalidad que nos ayuda bastante, puesto que el día de mañana te lo puede pedir cualquier empresa", explica. "Ahora estoy con el de pintura, pero cuando acabe ese, si puedo hacer otro lo haré, cuantas más profesiones puedas aprender mejor", afirma.

No obstante, más allá de la formación profesional, el programa ofrece a los internos herramientas para desarrollar habilidades sociales que les permitan integrarse en la sociedad. Víctor Manuel reconoce que estas actividades permiten que "uno se dé cuenta de que, por circunstancias de la vida, hemos cometido errores" y que "aquí el equipo de profesionales que hay tanto en el módulo como en toda la prisión nos ayuda bastante, al menos en mi caso, y tengo constancia de que a algún compañero también". "En mi caso me están ayudando para poder tener una vida, el día de mañana, completamente alejada del delito", añade. Cuando se le pregunta qué es lo que espera cuando deje la prisión, Víctor Manuel responde que "sería muy fácil contestar que quiero salir y recuperar el tiempo perdido, pero el tiempo perdido ya nunca se recupera", explica, "pero quiero salir, trabajar y recuperar la vida que tuve antes de cometer los errores que cometí", anuncia esperanzado y arrancando el aplauso de sus 55 compañeros de módulo.