Poio celebró entre penas y llantos el primero de los entierros del entroido, el del Mexillón de Combarro. Sin embargo este no es signo de que termine el carnaval, y a Poio aún le quedan más de 15 días para despedir la fiesta, una de las más largas de la comarca.

Los vecinos de Combarro lloraron la muerte de un Mexillón reivindicativo, llevado por los bomberos que no llegan a Poio. Y es que el fuego que convierte en cenizas al Mexillón es el que no llegan a apagar los bomberos más cercanos, los de Pontevedra. Así se quejaban los vecinos de que en los incendios tenga que ser el cuerpo de bomberos de Ribadumia o de Sanxenxo el que acuda hasta el municipio para intervenir.

La celebración comenzó bien temprano, desde las 17.30 horas con una fiesta infantil en el local de la Comunidad de Montes de Combarro con música, pintacaras, globoflexia y diferentes juegos.

Más tarde, a las 20.30 horas, salió el cortejo fúnebre del puerto de la Canteira que llegó entre bailes a la plaza de A Chousa, donde se llevó a cabo su incineración. Al entierro acudieron las comparsas Os 100tolos y el Grupo Carnaval de Samieira, entre otras.

Un tradicional entierro organizado por la A. C. Ateneo Corredoira que recupera la fiesta después de que Combarro no velara el pasado año al Mexillón, tras la decisión del Concello de realizar un entroido más centralizado.

Al carnaval aún le queda mucha vida en Poio, y es que hoy mismo se celebra la fiesta infantil en el Local Social de Campelo, desde las 17.00 horas.

El próximo fin de semana continuará la fiesta con el entierro del Berberecho en Lourido y el del Galo Fodorico en la plaza del Monasterio, continuado de una fiesta choqueira.