"Dedicado a nuestro señor Magno Magnencio, pio, feliz, augusto, nacido para el bien de la res pública". Es la inscripción que puede leerse en el miliario localizado a principios del siglo XX en la parroquia pontevedresa de Cerponzón

Se trata de una pieza muy especial. La identificó en 1903 Enrique López de la Ballina, un médico y filántropo (se lo conoció como "médico de los pobres") después de que hubiese sido reubicada en un cobertizo, donde hacía las funciones de columna.

Una réplica de este miliario puede contemplarse desde ayer en el lugar de Leborei, en Cerponzóns. Ha sido ubicada en el Camino Portugués y a corta distancia de donde se cree que estaba originalmente, ya que la ruta jacobea coincide con la de la vía XIX y la columna señalizaba la milla 93.

La Diputación es la depositaria de la pieza, que desde 1938 forma parte de las colecciones del Museo, y fue la que sufragó e hizo entrega a la Asociación de Vecinos O Chedeiro de la réplica, elaborada por alumnos de la Escola de Canteiros.

La instalación de la réplica se completó con el pintado sobre el pavimento de unas huellas para facilitar que todos los peregrinos y vecinos puedan hacerse selfies y celebrar también a quienes defienden los intereses públicos, es decir, de todos.