"Era voluntaria de AECC y un día llegué a casa del hospital y tenía fiebre. Tenía una masa tumoral ovárica de 20 centímetros. Me dije te ha tocado. Luego empecé la quimio, me puse una peluca como mi compañera de hospital, que se convirtió en mi sombra. Es duro, tenía las defensas muy bajas y no sabes cómo es la quimio hasta que te toca".