Si el 2018 fue el año en el que la tierra no paró de temblar en la comarca pontevedresa, al registrarse más de 70 pequeños temblores a lo largo de todo el ejercicio, el 2019 fue un año de vuelta a la normalidad, aunque eso no quiera decir que de vez en cuando los municipios de entorno de la capital no hayan registrado algún que otro pequeño seísmo que, en su práctica totalidad, pasaron desapercibidos para la población.
El área de Pontevedra, y concretamente la de Ponte Caldelas, captó la atención de los sismólogos cuando en mayo de 2018 un fenómeno que se conoce como "enjambre sísmico" no paró de sacudir las agujas de los sismógrafos. En apenas cuestión de días, el área de Pontevedra, Ponte Caldelas y Vilaboa registraba en torno a medio centenar de pequeños seísmos, muchos de ellos imperceptibles pero alguno sí que se llegó a percibir por parte de la población.
Entonces, Luis Cabañas, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional ya indicaba a FARO que pese a lo curioso y llamativo del fenómeno, era algo que "entraba dentro de lo normal" y que a lo que prestaban más atención los expertos era a los patrones que se reproducían y a las áreas en las que históricamente sí se producían temblores y, además, de mayor intensidad.
El 2019 parece haber devuelto la "normalidad sísmica" a la zona con tan solo siete temblores detectados en los 14 concellos de la comarca, aunque son alguno más si se amplía el radio de análisis. Por ejemplo, hubo al menos 10 pequeños temblores con epicentro en el mar, en el océano Atlántico en frente a las Rías Baixas y también es destacable la elevada actividad sísmica en algunos concellos de la provincia como es el caso de Covelo. Aunque sin llegar a tener la relevante actividad de aquel "enjambre sísmico" de 2018 en Ponte Caldelas, son reseñables los al menos once temblores cuyo epicentro se situó en el ayuntamiento pontevedrés de Covelo.
¿Y estos siete temblores en donde se registraron? Hay dos concellos que repiten con sendos pequeños seísmos en un año: Sanxenxo y VilaboaDe los dos terremotos registrados en la villa turística, uno de ellos fue el de mayor intensidad en la comarca. Ocurrió el 26 de marzo y alcanzó un 2,5 en la escala Richter. El otro se produjo el pasado 14 de diciembre y llegó a los 2,2 grados.
En Vilaboa, los dos seísmos se registraron el 23 de enero del pasado año (2,3 en la escala Richter) y el 19 de diciembre (2,1 grados). El resto de los temblores detectados por el Instituto Geográfico Nacional tuvieron su epicentro en Moraña (el 9 de mayo con una intensidad de 2,3 grados), en Ponte Caldelas (con un único terremoto frente a los más de 70 de 2018 y que tuvo una intensidad de 1,7 el 7 de junio) y Cuntis (en donde tembló la tierra el 18 de septiembre con una intensidad de dos grados).
En cualquier caso, y a diferencia de lo que ocurría en 2018, los terremotos que se han registrado en Pontevedra y su entorno son un pequeño porcentaje de los que se producen en Galicia (255 temblores el pasado año), concentrados en su mayoría en las provincias de Ourense y Lugo. Tampoco los que se registran en estas provincias gallegas son muy fuertes. El de mayor intensidad, el pasado año, se registró en Carballeda de Valdeorras
