Los investigadores han dado un nuevo paso en el caso de Sonia Iglesias, la pontevedresa desaparecida hace casi una década. Durante varias horas en la mañana de ayer, efectivos de la Policía Judicial y la Unidad de Subsuelo de la Policía Nacional, algunos de ellos llegados desde Madrid especialmente para la búsqueda, examinaron un pozo en la calle Pedra do Lagarto, en la parroquia de Marcón. Se trata de una mina cercana a la casa de la familia Araújo registrada hace dos años. Sin embargo, y pese al esfuerzo realizado, el resultado fue "negativo", tal y como se informó a mediodía desde la Subdelegación del Gobierno.

"Ningún caso se cierra definitivamente, y el de Sonia Iglesias no está cerrado. Cualquier nuevo dato, fleco suelto, que pueda dar lugar a continuar con las investigaciones no se aparca, sino que se atiende", aseguró Maica Larriba, subdelegada del Gobierno.

Este nuevo registro ha tenido lugar a raíz del hallazgo de un pozo de cuya existencia tenían conocimiento hace tiempo los investigadores, pero con el que no se había dado hasta el momento.

Se encuentra en las inmediaciones de las propiedades de la familia de Julio Araújo, pareja de Sonia Iglesias cuando desapareció y con quien la joven tenía un hijo. "No había sido localizado porque era una zona que estaba totalmente cubierta de maleza y que ahora se ha encontrado al ser desbrozada con motivo de los viales que se están realizando en el entorno de los accesos de Montecelo", informó Larriba.

"Inmediatamente, los equipos correspondientes se han trasladado a Pontevedra y han inspeccionado el pozo y puedo ya decirles que el resultado ha sido negativo", manifestó.

Desde Madrid viajaron dos furgonetas equipadas de la Unidad de Subsuelo, adecuadas para los trabajos en pozos. Sin embargo, requirieron de la ayuda de los Bomberos de Pontevedra, que disponen de un motor para la extracción de agua con mayor potencia. El pozo fue vaciado, pero no se halló nada relevante.

Por su parte, la comisaria jefa del Cuerpo Nacional de Policía de Pontevedra, María Estíbaliz Palma, subrayó que "cualquier dato nuevo que tengamos vamos a explotarlo". "A ver si la energía positiva nos da un buen resultado algún día", deseó.

Al ser preguntada sobre si esta nueva actuación había generado esperanzas, Estíbaliz reconoció que "esperanza siempre tenemos". "Son cabos, flecos, que aparecen y se explotan", añadió. "Se sabía de siempre que había un pozo, pero no se pudo localizar en su momento. Ahora era posible acceder a él y se ha descartado que hubiera nada".

Información a la familia

La familia de Sonia Iglesias fue informada sobre este nuevo registro, tal y como confirmaron la comisaria y la subdelegada del Gobierno. Sin embargo, declinaron realizar declaraciones sobre este paso en la investigación.

Desde el entorno de la joven siempre se mantuvo que su asesino era alguien cercano. De hecho, en la pasada marcha en su recuerdo en el mes de agosto, su hermana, Mari Carmen Iglesias, pidió que "alguien valiente hable algún día de lo que sabe o vio".

La familia siempre reclamó que el caso fuese tratado desde el principio como un caso de violencia de género, algo que no ocurrió y que marcó el devenir de las investigaciones, puesto que no se tomaron medidas cautelares contra el que era su pareja entonces.

Últimos registros, en 2018

Los últimos registros relacionados con el caso que se hicieron públicos tuvieron lugar en febrero y en septiembre de 2018. En el primero se inspeccionó la casa de los Araújo en Marcón, en las inmediaciones del cementerio de San Mauro peinando el terreno además con un georradar. Allí se registraron también un pozo y una fosa séptica, pero, igual que ha ocurrido hoy, con resultado negativo. En dicha casa había convivido Sonia Iglesias con Julio Araújo al inicio de su relación. En el segundo de los registros, la búsqueda se centró en una tumba y dos pozos.

La causa por la desaparición de la pontevedresa está archivada provisionalmente, aunque la investigación policial, tal y como se demostró ayer sigue activa. Julio Araújo fue imputado policialmente en su momento, pero se acogió a su derecho de no declarar.

La última pista sobre la joven se pierde en la calle Arzobispo Malvar, a donde acudió al zapatero el 18 de agosto de 2010. Tenía 37 años y un hijo de 9.