-En relación a la desinformación de la población con respecto al desarrollo de determinadas enfermedades y a los hábitos saludables, iniciativas como la de ayer ayudan a que la ciudadanía puedan tener acceso a una información veraz y también rompe la barrera tradicional existente entre los profesionales médicos y los pacientes...
-Efectivamente. Este tipo de actividades las realizamos muchas veces nosotros mismos por iniciativa propia, ya que forma parte de nuestra responsabilidad social corporativa, pero es que además es nuestra responsabilidad.
Personalmente, tengo el convencimiento de que un paciente bien informado siempre va a hacer mucho mejor el tratamiento. No hay que olvidar que un porcentaje alto de las recetas que se hacen en una consulta de un médico nunca llegan a tocar la farmacia, esto en cuanto a medicamentos, pero es extensible a las recomendaciones y pautas dietéticas que les mandamos. Si no se toman la pastilla, pues es probable que tampoco sigan nuestros consejos en otros ámbitos. Este tipo de situaciones se puede deber a varios factores, o bien por la vagancia del paciente o bien por falta de credibilidad por parte del profesional. Me refiero a que no es lo mismo una consulta que dura apenas diez minutos y en la que se receta un medicamento sin más, con lo cual el paciente puede pensar que se lo están recetando porque sí. Esto cambia cuando llevamos a cabo estas charlas sosegadas en las que explicamos a la población qué causas llevan a desarrollar la diabetes o cuál es la estrategia del profesional médico a seguir, entre otros, el paciente entiende que todo lo que está haciendo tiene un sentido, es decir, obedece a nuestro conocimiento científico y a la búsqueda de su mayor beneficio.
Por otra parte, aunque las bases fisiológicas de la diabetes tipo 2 son terriblemente complejas, existen unos pilares fundamentales que son muy sencillos para entender por parte de la población y si la gente los tiene bien asimilados, harán muchísimo mejor el tratamiento.
El Espazo +60 de Pontevedra de Afundación, la Obra Social de Abanca, y el Centro Médico Pontevedra continúan con la actividad de su Aula de Salud, un programa de conferencias organizado con el objetivo de acercar a la población consejos médicos útiles para una vida más saludable. Ayer fue el turno del doctor pontevedrés Iago López Gálvez, quien abordó en su conferencia diferentes aspectos de la diabetes tipo 2.
-¿Cuáles son las principales causas que propician la aparición de la diabetes tipo 2?
-La diabetes tipo 2 es una enfermedad que es producida por la mala gestión de la glucosa en el organismo y tiene básicamente tres factores principales. En primer lugar, está la carga genética de la persona y no se trata de un solo gen, como puede ser el que determina el color de los ojos, son decenas de genes distintos que codifican nuestro riesgo futuro a padecer diabetes. Después está la edad y, por último, está el exceso de grasa visceral de la persona, que en realidad es el único factor sobre el que podemos actuar, por eso es sobre el que centramos habitualmente el tratamiento higiénico-dietético. Sí es posible cambiar nuestro porcentaje de grasa corporal y de hecho todo este tipo de tratamientos van dirigidos a reducirla y lograr así también una disminución de su resistencia a la insulina.
-¿Qué medidas se suelen recomendar entonces para prevenir su desarrollo?
-Una dieta equilibrada y sobre todo una vida activa. El sedentarismo juega un papel quizás más importante que el de la mala alimentación en cuanto a la aparición de la diabetes, porque el músculo convencional que tenemos en nuestras extremidades, el que permite la movilidad, tiene la particularidad de que cuenta con células que son capaces de coger la glucosa en sangre, incluso aunque no exista insulina, y esto hace que la célula muscular juegue un papel fundamental en el control de glucosa en sangre. Pero si además la persona lleva una dieta hipercalórica, esto redundará en peor salud para el paciente.
-La diabetes tipo 2 es una enfermedad muy vinculada a personas adultas, pero cada vez se están diagnosticando más casos en adolescentes y niños, ¿a qué se debe este aparición precoz?
-Efectivamente. Si bien la edad es uno de los factores determinantes a la hora de desarrollarla, si combinamos unos factores genéticos determinados con la mala alimentación, puede darse su aparición antes de la edad adulta, aunque no es lo más frecuente.
-¿A qué edad se suele manifestar?
-Normalmente el debut sintomático suele registrarse en torno a los 50 o 60 años, aproximadamente.
-Una vez diagnosticada, ¿se puede evitar el tratamiento farmacológico?
-He tenido pacientes que, después de una fase inicial de tratamiento farmacológico, gracias a un cumplimiento de buenos hábitos de vida y haber logrado una notoria reducción de peso, no han vuelto a necesitar medicación en su vida, y otros durante muchos años hasta que fueron mayores y tuvieron que volver a ellos. Pero básicamente los trucos para prevenirla y para evitar tratarla con medicación son, por un lado, la restricción de alimentos insalubres y aumentar la cantidad de ejercicio diario. En la actualidad, vivimos en una sociedad moderna en la que para ganarnos el sustento debemos trabajar sentados durante muchas horas y lo que tenemos que hacer es tratar de compensar todas esas horas de silla en la medida de lo posible, de hecho de aquí viene la famosa recomendación de hacer 10.000 pasos al día, ya que esto garantiza cierto nivel de movimiento que permite un metabolismo activo. Con respecto a los alimentos, antes se cargaba mucho contra la densidad calórica, pero ahora sabemos que no precisamente por tener una alta densidad calórica es un mal alimento. Por ejemplo, los frutos secos la tienen y nadie va a desarrollar una obesidad por comerlos, el problema está en los alimentos ultraprocesados.
