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Una tienda familiar y muy solidaria

Permanece completamente inmóvil mientras su dueña le corta con la tijera los pequeños nudos que se le forman en el pelaje, justo ahí detrás, en las patas. De repente, empieza a colear alegremente, anunciando así a su dueña la llegada de un cliente a la tienda.

Bruno llegó a la vida de Encarna Pol hace nueve años y, desde hace seis, cuando ella decidió apostar por cumplir el gran sueño de abrir su propia tienda de alimentación y complementos para animales en Pontevedra, este bonito golden retriever la acompaña cada mañana en su jornada laboral. Conviven en casa y también en el negocio y Encarna asegura que es su vida.

Es habitual verlo echando una siesta al calor de su manta en una esquinita del escaparate de "Pequeñitos y adorables" y, cuando Bruno no está en su rincón, es porque probablemente se encuentra o bien jugando con los perros de los clientes, siguiendo por la tienda a los visitantes en busca de una caricia o un premio, o bien descansando en su cómoda cama en la trastienda.

Entre risas, Encarna cuenta que es consciente de que "mucha gente viene a la tienda porque está él. Muchas personas vienen para visitarlo e incluso, a veces, solo entran un momento para preguntar qué tal está. De hecho, estas pasadas Navidades, que algún día no lo pude traer, algunos clientes ya lo echaban de menos", explica la dueña de Bruno.

El golden no solo es su más fiel compañero, sino que también ayuda a Encarna Pol con el negocio. Así, es el "gran testador" de los juguetes que ella compra a los proveedores y también las chuches para perros. Aunque en lo que a comida y premios se refiere, la propietaria de esta tienda de alimentación para animales de Pontevedra, comenta que "no es el mejor, porque le encanta comer de todo", indica Pol.

La propietaria de "Pequeñitos y adorables" comenta que en cuanto llegan a la calle San Xosé, "Bruno tira directo para la tienda. Aquí es muy feliz, porque juega con otros perros, viene mucha gente a saludarlo y hace su vida normal, tal y como la haría si estuviera en casa".

La presencia del golden retriever en el escaparate llama mucho la atención y como la gran cristalera es el rincón que Bruno escoge para echar la siesta, muchas veces puede llegar a parecer un peluche, lo que le ha costado algún susto que otro.

Un perro de verdad

Bruno no pasa inadvertido para los viandantes, a quienes les llama mucho la atención verlo en la tienda y, en alguna ocasión, tienen golpeado el cristal. Es por esto que Encarna se vio obligada a colocar un cartel en el que indica que su perro es de verdad y ruega que no se golpee el escaparate.

Pol señala que "no entendía muy bien por qué la gente lo hacía; imagino que pretenden que se mueva, pero al final como el cristal del escaparate es una pieza única, esos golpes retumban por todo el escaparate y asustan a Bruno". En este sentido, Encarna recuerda que un día tuvo que salir de su puesto de trabajo para llamar la atención a una familia que estaba permitiendo que varios niños golpearan todos a la vez la cristalera.

En general, esta no es la tónica, pues los clientes de "Pequeñitos y adorables" son muy cariñosos y sensibles con Bruno, que desde que nació sufre una artrosis muy avanzada en una de sus patas. Cuenta Encarna Pol que tuvo que ser operado hasta en cuatro ocasiones e incluso llegaron a realizarle un tratamiento con células madre para detener el avance tan rápido de la artrosis.

"Cuando tenía 6 años, los veterinarios me decían que era como si tuviera 9. Le hicimos también sesiones de fisioterapia para mejorar la movilidad, pero hizo callo y le restringe el movimiento. Cuando más le molesta es en los días fríos y de lluvia, igual que si fuera una persona. Pero Bruno es feliz y eso es lo importante", apunta su dueña.

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