"Profundamente sorprendido, decepcionado y traicionado". Así dijo sentirse el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, después de conocer el cambio de postura de la Xunta con respecto a la variante de Alba, ahora que la administración autonómica parece aparcar la alternativa que el propio gobierno gallego había impuesto como la única viable para ejecutar esta obra y que vuelve a paralizar un proyecto que ya lleva años de retraso. Lores dijo sentirse especialmente "traicionado" por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, puesto que señaló que este proyecto se encontraba entre los que pactó personalmente con el mandatario en los distintos encuentros que mantuvo con el presidente. "Hay una ruptura de un compromiso", aseguró.

Así las cosas, este desencuentro por la variante de Alba parece resquebrajar la buena sintonía que existía hasta el momento entre la Xunta y el Concello de Pontevedra y, concretamente, y como resaltó Lores, entre el propio alcalde y el presidente gallego. Lores calificó también de "cobarde" la postura de la Xunta, adelantada por el responsable del PP local en Pontevedra, Rafael Domínguez. Lamentó que el Concello siga sin tener comunicación oficial por parte de la administración autonómica de este cambio de criterio y explicó que ayer, a pesar de intentar de forma insistente comunicarse personalmente con el presidente para que le aclarase la situación, no fue posible. Tampoco la Xunta accedió a establecer una comunicación a menor nivel, entre el concejal César Mosquera y el director xeral de Infraestructuras, a pesar de los intentos realizados desde el consistorio pontevedrés. Por ello, consideran "cobarde" anunciar este cambio de criterio sustancial "enviando a un recadero" y se preguntan si a partir de ahora esta va a ser la vía de comunicación entre las dos instituciones.

Por último, calificó la decisión de la Xunta de "política" dado que no se expuso "ningún criterio técnico" para volver a paralizar la obra de la variante de Alba. Lores recordó que después de estudiar múltiples trazados e incluso rechazar alguna propuesta del Concello, la Xunta optó por esta alternativa que desdeña ahora y que ya el propio ayuntamiento advirtió hace mucho tiempo que le parecía "una barbaridad". Lores explicó que se trataba de un trazado "durísimo" en el que se planteaba una vía de alta capacidad para conectar la carretera de Vilagarcía con la de Santiago. Pese a la disconformidad del Concello con el trazado, la propia Xunta fue la que comunicó al Concello que esta era la única alternativa viable, de ahí que el ayuntamiento aceptase el trazado aunque presentando alegaciones para que se le diera un tratamiento más acorde con el modelo viario que defiende el gobierno local: reservar un espacio para la movilidad peatonal en toda la vía y tráfico más calmado, intentando también reducir el impacto en la zona. Ante todo esto, la sorpresa en el Concello es mayúscula por el cambio repentino de criterio de la Xunta alegando la falta de consenso vecinal. Lores recordó que el Concello incluso propuso a la Xunta la firma de un convenio de colaboración para que sea el ayuntamiento quien ejecute la obra, asumiendo su construcción y el diseño de esta carretera de tal forma que posteriormente pasase a ser un vial de titularidad municipal. Lores pidió a Feijóo que rectifique y asegura que esta propuesta sigue vigente y sobre la mesa por si el gobierno gallego la quiere considerar.

También espera que este primer desencuentro por la variante de Alba no suponga un cambio en las relaciones con la Xunta, aunque dice que la conclusión que saca de este episodio es que "volvemos a las andadas y la Xunta no quiere hacer cosas en Pontevedra".

Posición de la Xunta

Por su parte, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, se refirió también a la variante de Alba para aclarar que el gobierno gallego "no renuncia a esta inversión". "Como miembro de la Xunta de Galicia lo que pudo decir es que hay un compromiso para invertir en Pontevedra en aquellas obras que generan un consenso social y le sirvan a los vecinos". "Y creo que lo estamos demostrando de sobra", añadió el vicepresidente, al recordar obras como Montecelo, el edificio de Benito Corbal o los nuevos juzgados.

"Nosotros no renunciamos a esa inversión", insistió, "lo que decimos es que es patente la considerable falta de consenso social, por no decir rechazo, que se ha generado". Rueda asegura que por eso "lo que le pedimos al Concello es que ejerza de motor para conseguir ese consenso y poder plantear un trazado que se pueda ejecutar sin tener el rechazo que tiene ahora mismo". También indica que si el Concello insiste por ese trazado es que "se niega a buscar una alternativa que sea viable para los vecinos". "Si el alcalde está diciendo que no se va a hacer la obra no está diciendo la verdad", finalizó.