Eliana Salazar Jiménez es madre de tres niños. Los dos más jóvenes, Gael e Ylenia, acuden a la escuela infantil de O Vao, al lado de su casa. Tiene otro mayor, Carlos, de 7 años, que ya va al colegio en A Xunqueira I.

Ya es tradición en la familia el paso por esta escuela, "pasé yo y mis padres también", asegura la joven, de 29 años.

Guarda recuerdos muy buenos del centro y por eso cada vez que tiene que llevar o recoger a sus pequeños lo hace con placer. No es raro verla entrar a llevarle comida caliente a sus hijos para el descanso de media mañana.

"A mí esta escuela me trae recuerdos muy buenos y es una tranquilidad dejarlos aquí, porque sé que van a estar tan bien como en casa", asegura.

En este sentido, destaca la cercanía del centro, tanto a nivel de ubicación, que le permite ir a recogerlos en cualquier momento si se encuentran enfermos, como por el trato que se da con el profesorado.

"Esa tranquilidad es porque conocemos muy bien a las profes. Son muy importantes para nosotros, porque nos ayudan a otros niveles también. Por ejemplo, si recibo alguna carta y no entiendo lo que pone, se la traigo y me la explican", cuenta agradecida.

A la madre le gustaría que sus hijos estudiasen más allá de la Primaria. El mayor, Carlos, de hecho, está matriculado en A Xunqueira I porque a ella le gustaría fuese pediatra. "Él tuvo un problema muy grande de pequeño, y si no llega a ser por los pediatras, ahora no estaría ahí, bien como está", explica.

El pequeño promete y es su profesora la que asegura que "es un crack en matemáticas".

A la familia le anima que ya saque buenas notas, por eso cree que estar en un centro integrado con otros niños no gitanos favorecerá su educación. "La idea es que la educación no sea un gueto", apunta, por su parte, la tutora de los pequeños en la escuela de O Vao, "que todos los pequeños estén integrados".

Su esfuerzo y apoyo será clave para que tanto el niño como sus hermanos puedan labrarse un futuro en el que la educación sea un pilar clave.