Uno de los puntos en los que las diferentes versiones generaron dudas a la hora de esclarecer el agujero económico del pósito grovense fue el relacionado con la firma mancomunada con el patrón mayor, necesaria para realizar cualquier movimiento económico en las cuentas de la cofradía, y con la responsabilidad y custodia de las cajas de la lonja y de la pescadería.

A este respecto, en su testimonio, el por aquel entonces patrón mayor de la Cofradía de San Martiño de O Grove, Francisco José Prol, jubilado en la actualidad, señaló que "nunca firmó" ninguno de aquellos movimientos de grandes cantidades, así como que el hecho de que en las entidades bancarias no saltaran las alarmas supone que fue porque "Fabricio llevaba trabajando desde 2003, era de mi absoluta confianza e imagino que en el banco también confiaban en él, puesto que nunca había habido ningún problema".

En relación a las cajas de la lonja y de la pescadería, mientras que el excontable apuntó que "estas cajas eran para pagos pequeños . En el caso de la de la lonja, yo mismo sugiero en 2008 que se deberían hacer los pagos telemáticos porque era un riesgo que los empleados la transportaran, y en la de la pescadería, era el gerente quien se ocupaba de hacer los ingresos en ella y a mí se me entregaba un tícket". Por su parte, Prol afirmó que solo tres personas tenían acceso a la caja, y no seis como aseguró F.A.

A la hora de abordar su problemática con el juego, Fabricio F.A. se emocionó al relatar cómo su adicción había "deshecho" su vida literalmente: "Le fallé a todas las personas de mi alrededor, a mis hijos, a mi mujer, a mis padres... LLevo 9 años sin jugar; es deshacer tu vida. Después de autodenunciarme, mis padres pasaron a controlar mi dinero y si iba a un bar a por una Coca-cola, me daban dos euros para eso y tenía que traer la vuelta".

A finales de octubre de 2010, días antes de presentarse en el juzgado de Cambados, el excontable de la cofradía de O Grove acudió a una clínica en la que a través de diversos test corroboraron que era una persona ludópata, además de tres médicos forenses del propio juzgado, según declaró ayer el procesado.

Sobre las acusaciones de que la problemática con el juego era "una estrategia para enriquecerse", Fabricio F.A. fue contundente al responder que "mi mujer y mis hijos se quedaron sin nada, hasta el año siguiente no pude pasar la pensión y el servicio de mi abogado lo asumieron mis padres".