Muchísima ropa, juguetes, espejos, sofás, muebles, cuadros, porcelanas, manteles, alfombras, libros, diversos ornamentos de interiorismo, complementos y bisutería, además de los productos promocionales de la propia asociación, son algunos de los objetos que se pueden encontrar en el rastrillo de la Asociación Española contra el Cáncer de Pontevedra.
Se cumple una quincena desde que el mercadillo solidario de la AECC abrió sus puertas en la calle Michelena, en la antigua sede del Banco Santander, y el balance que hacen sus responsables es "muy positivo", ya que, según indican, "las ventas van genial y no paramos de recibir donaciones".
Reconocen que todavía queda mucha campaña por delante, pero las primeras impresiones ya apuntan al éxito, y es que, según comenta la encargada del rastro durante la jornada de los viernes, Ana Calviño, "se nota mucho el cambio de ubicación. Estamos en pleno centro, este local está muy bien situado y a su vez es muy amplio, una auténtica maravilla, y lo mejor es que desde la calle se ve el rastrillo. Está teniendo mucho tirón entre la gente", señala esta voluntaria.
En este sentido, tanto ella como sus compañeras destacan el gran volumen de donaciones que están llegando a la Michelena, tanto de personas que, por determinadas circunstancias, se han tenido que mudar o desplazar de la ciudad, como de personas generosas que aportan su granito de solidaridad de buena fe. A modo de curiosidad, Ana comenta que entre las donaciones llegó un cargador de relojes automáticos, completamente nuevo, y unas figuritas del Belén, todas vestidas con trajes tradicionales gallegos.
Calviño destaca que la generosidad de los pontevedreses es notable, pero también la de las personas residentes en los municipios de la comarca y de diferentes puntos de la provincia.
El objetivo que se ha marcado la AECC de Pontevedra con respeto a la recaudación de fondos a través de las ventas son los 22.000 euros que fueron recaudaron el pasado año 2018, aunque esperan con ilusión llegar a superar la cifra, puesto que, tal y como afirma Ana Calviño, "para la investigación contra el cáncer nunca es suficiente".
Todos los beneficios que se consigan en el rastrillo solidario serán destinados a ayudas sociales y psicosociales para pacientes y familias que lidian en su día a día con la enfermedad oncológica, para avanzar en la investigación de la dolencia, campañas de prevención y trabajo social.
En esta iniciativa solidaria participan cerca de 60 personas voluntarias porque, según apunta Calviño "es mucho el trabajo que tenemos: la atención a los compradores, a los donantes, el etiquetado, la colocación y ordenación de los objetos, además de lavar y limpiar algunas de las cosas que nos llegan".
Hasta mediados de enero, se podrá adquirir toda clase de productos, o también realizar alguna donación para contribuir a la lucha contra esta enfermedad.
