Finísimos encajes, terciopelos, azabaches o sapos de oro colgando del pecho adornan desde hace siglos los trajes de gala de las gallegas, vestidos y complementos para días especiales como los que pueden contemplarse desde ayer en las Galerías Oliva.

Los escaparates muestran piezas originales y réplicas pertenecientes a la colección de la Asociación Etnográfica Sete Espadelas, que en este primer Roteiro de Traxes Tradicionais de Pontevedra presenta joyas como un mantón isabelino original de 1.800.

Se trata de una pieza que complementaba trajes de gala como los de Leiro, en Ourense, o Ermelo, en Bueu, cuyas réplicas se exhiben en la exposición.

Ésta fue inaugurada ayer en un acto en el que participaron las concejalas Yoya Blanco y Pilar Comesaña, que acompañaron a los directivos de Sete Espadelas en el recorrido por los distintos escaparates.

Se ha buscado que, en la medida de lo posible, los trajes se relacionen con los comercios o se inspiren en ellos. Así, en una tienda de lanas se muestra una de las piezas más especiales, una toquilla de pelo de cabra de finales del siglo XIX.

La gran mayoría de los trajes son femeninos, pero también se muestra un vestuario masculino en el que destaca la reproducción de un chaleco de Betanzos o una capa salida de los talleres de la casa madrileña Seseña en 1901.

En una tienda de arreglos y al lado de una máquina de coser de principios del XX también aparece un traje de Guntín, en Lugo, con lenza (semejante al mantelo). A mayores, se exhiben hasta el próximo día 23 dos escaparates con complementos.

"La práctica totalidad de los trajes son reproducciones que hemos realizado a partir de indumentarias y piezas maestras conservadas en museos y también de particulares; y todos han sido premiados en el Día do Ensalzamento do Traxe", explica David Quiñones, de Sete Espadelas.