Los lobos del monte Castrove se aproximan a más núcleos habitados. Si hace algo menos de un mes fueron vistos merodeando cerca de algunas casas de la parroquia de San Tomé de Nogueira, en los últimos días han dejado su impronta en la de Armenteira. El presidente de la asociación de ganaderos del Castrove, José Vidal, afirma que han entrado en una finca situada en la parte posterior del monasterio y que mataron un potro y un burro de un vecino.

La alcaldesa de Meis, Marta Giráldez, se reunió ayer en Santiago con un responsable de la Consellería de Medio Ambiente, y aunque la emplazaron a otra reunión con otro departamento de la misma Consellería, todo apunta a que legalmente no hay mucho margen de actuación, salvo establecer indemnizaciones económicas para los propietarios del ganado muerto o, en último extremo, autorizar batidas extraordinarias de los depredadores.

En Meis, los vecinos están preocupados, sobre todo los que residen en las aldeas más próximas a la sierra. También lo están los dueños de los caballos mostrencos, que ven como sus reses se están convirtiendo en las principales víctimas de los ataques de los lobos. Según José Vidal, "estamos teniendo una o dos pérdidas a la semana, y eso sin contar todos los caballos que ahora no encontramos en el monte, que no sabemos que ha pasado con ellos".

Hace más de medio año que los ganaderos avisaron de la presencia del lobo en el monte Castrove. Entre marzo y abril hubo quejas en varias aldeas porque los caballos mostrencos bajaban del monte y entraban en las fincas de los vecinos. José Vidal afirmó que los equinos estaban descendiendo a las laderas en gran medida por culpa de los lobos, que los amenazaban en la parte alta del monte. Pero, en ese momento, las administraciones se limitaron a mirar hacia otro lado o no le creyeron.

Ya en agosto, los dueños de los caballos volvieron a dar la voz de alarma. Esta vez, los ataques se produjeron en la parte de la montaña que se asoma a la ría de Pontevedra, y una vez más las protestas de los ganaderos se encontraron con un muro de silencio.

Sin embargo, en octubre la situación cambió. Los lobos se aproximaron a las casas de San Tomé, y el Ayuntamiento de Meis alertó públicamente del riesgo. José Vidal cree que los políticos reaccionaron tarde, y reprocha a Marta Giráldez que no haya descolgado el teléfono para hablar con ellos. "La alcaldesa ni nos llamó ni se acercó a nosotros para nada. Es sabedora de la existencia de la asociación y de que sufrimos el problema de los ataques, pero ha ido por libre".

Los ganaderos están molestos porque ven como los cánidos están haciendo estragos entre sus caballos. "Nos encontramos indefensos, porque estamos perdiendo el trabajo de todos los días, de todo el año, y nadie hace nada". José Vidal lanza también un mensaje de reproche a los animalistas. "Habría que preguntarle ahora a los de Libera que piensan de todo esto, porque los caballos también sufren. Muchos logran escapar, pero van malheridos y terminan muriendo días después por culpa de las infecciones".

En su teléfono móvil, José Vidal guarda fotografías estremecedoras, en las que se aprecían caballos adultos y potros completamente despedazados. De algunos de ellos, los depredadores dejaron tirados en los caminos poco más que la cabeza, el costillar y las vísceras.

Los cazadores

Otro sector afectado por la presencia del depredador es el de los cazadores. En Armenteira funciona una de las sociedades con más miembros de la comarca, y su presidente, Juan José Millán, reconoce que a principios de octubre pasado creía que los relatos que se escuchaban sobre la presencia de lobos se debían a la ignorancia o eran invenciones.

No obstante, el segundo día de caza menor, vieron excrementos de lobo. "Sabemos que eran suyos porque tenían restos de pelo de caballo".

Millán sostiene que el lobo no es un completo forastero en el Castrove, y que de hecho hubo ejemplares en la montaña hasta hace poco más de seis años. "Hace seis o siete años lo vi tres veces, y las tres prácticamente en el mismo sitio, cerca de la zona que tenemos nosotros para el entrenamiento de perros".

El presidente de los cazadores de Armenteira plantea que por el momento van a esperar a ver cómo evolucionan los acontecimientos. El lobo es un predador natural del jabalí, que es una especie cinegética, y también podría abocar a la desaparición a la exigua población de corzos que empezaba a verse en la montaña.

"Vamos a esperar como siguen los daños, pero si son muy considerables sí que se podrían valorar las batidas", concluye Juan José Millán.