Uno nunca sabe donde puede encontrarse la muerte y una apacible cena en un apartado restaurante del rural de Vilaboa pudo ser el final para un hombre de unos 60 años de edad que el pasado fin de semana se atragantó con un trozo de carne. Pero la fortuna quiso que en el local coincidiesen, al mismo tiempo, un brigada de la Guardia Civil, dos agentes de la Policía Nacional y otro de la Policía Local de Vigo que acabaron por salvarle la vida.

Tres de los cuatro protagonistas involuntarios de este auxilio se reunieron ayer en la Comandancia de Pontevedra para relatar lo sucedido y cómo la "calma" y la "coordinación" con la que actuaron estos cuatro miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado fueron claves para salvar la vida a esta persona que estuvo al borde de la muerte. "Hubo algún momento en el que pensamos que lo perdíamos"; reconocían ayer.

"Tenía ya la piel malva"

El primero en intervenir fue el brigada Javier Maquieira, jefe del COS de la Guardia Civil de Pontevedra. Después de cenar con su familia y amigos en el restaurante, se disponía a marcharse cuando "uno de los empleados salió bastante nervioso pidiendo ayuda". Maquieira acudió a prestar auxilio y se encontró a esta persona con claros síntomas de asfixia por atragantamiento: "Se estaba desvaneciendo, con la piel de color malva". Maquieira intentó realizar la maniobra de Heimlich al afectado en la propia silla "y salió un pequeño trocito de carne" pero comprobaron que el hombre seguía "sin poder respirar, totalmente ahogado".

Javier Maquieira no fuera el único miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que estaba en el restaurante. En ese momento, cenaban con sus respectivas parejas los agentes Iván Casalderrey (de la Octava Unidad de Intervención Policial de la Policía Nacional en Vigo) y Santiago Pereira Castro (Policía Local de Vigo) así como un cuarto agente, Elías, destinado en la Comisaría de Fuencarral en Madrid.

Los tres agentes, al detectar el nerviosismo del personal y el revuelo que se montó en el restaurante, acudieron a prestar ayuda y entre los cuatro formaron un equipo que logró por salvarle la vida a esta persona. "Siguiendo las indicaciones de los médicos del 061 por teléfono, procedimos a continuar realizando la maniobra de Heimlich en el suelo". Se repartieron distintas funciones y mientras Iván recibía y transmitía la información que le daban los médicos por el móvil, Santiago presionaba la zona del estómago y Javier trataba de retirar con sus propias manos de las vías respiratorias el trozo de carne que impedía la respiración.

"Perdimos la noción del tiempo", explican, y lo que les pareció unos diez minutos fueron en realidad "30 o 40" en los que estuvieron realizando las maniobras de expulsión de la carne y reanimación. "Sabíamos que la ambulancia iba a tardar en llegar dado que estábamos en un lugar muy apartado". "Al final pudimos retirar el trozo de carne y esta persona empezó a respirar y a recuperar la consciencia", relatan.

Cuando llegó la ambulancia y lo estabilizaron, el personal sanitario les indicó que "probablemente le habíamos salvado la vida". Ahora han podido saber que ya está en su casa y recuperándose.

Los tres coincidieron al señalar que es muy probable que cualquier otra persona pudiera haber hecho lo mismo que ellos si siguen las indicaciones de los médicos del 061, pero que lo fundamental es precisamente eso, "mantener la calma para seguir las instrucciones", dado que en el local sí había "mucho nerviosismo, una revolución". Por ello, sí que creen que el hecho de ser miembros de las Fuerzas de Seguridad, ayudó en este sentido, el de "mantener la calma y coordinarnos" para realizar "cada uno su misión".

En cualquier caso, señalan que no está de más recibir mayor formación para ocuparse de este tipo de sucesos y no solo a las Fuerzas de Seguridad. Creen que se debe instruir en este tipo de técnicas de auxilio a todo el mundo, desde la escuela a profesionales que trabajan en la calle o en establecimientos en los que se pueden dar este tipo de sucesos.