Marica Adrio, hija de Gonzalo Adrio, recodó a los "diez hombres buenos" a los que se dedica el monumento erigido en la calle 12 de Novembro, a Alexandre Bóveda y a los miles enterrados en las cunetas "fondeados en la ría o en el cementerio de Pontevedra sin una tumba", hombres y mujeres "que dieron su vida por España, lema del que después se apropiaron los vencedores".

Recordó que el Valle de los Caídos es también la tumba de cientos de personas anónimas, sometidas a trabajos forzados, "y en ninguna democracia que se precie se puede tener a un dictador en un mausoleo para que le rindan homenaje".

Destacó la gran paradoja y contradicción "de determinados dirigentes como Santiago Abascal que protestan porque dicen que no se puede enterrar uno donde quiere. Ni él ni yo podríamos enterrarnos en la catedral de la Almudena o en el Valle de los Caídos... Pero protestan también porque la gente quiere enterrar a los muertos con dignidad en el cementerio de su pueblo, sacarlos de las cunetas o encontrarlos para darles sepultura. Para esta gente no todos somos iguales. ... La Ley de Memoria Histórica no ha venido a fomentar odio ni a abrir heridas, solo a dar dignidad a todos los que ha sufrido una guerra injusta... Hoy ha vencido la democracia, que somos todos hoy ha vendido España".