Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Paseo por 2.000 años de protohistoria

El patrimonio arqueológico, base de la exposición "Galaicos. Un pobo entre dous mundos", que recorre el pasado de Galicia desde la Edad de Bronce a la época romana

El casco de Leiro, de gran valor simbólico // Gustavo Santos

Durante la segunda guerra púnica Silio Itálico escribe sobre las tropas gallegas que ayudan al cartaginés Aníbal frente a los romanos: "La rica Gallaecia envía a su juventud, conocedora de la adivinación por las entrañas de las bestias, por el vuelo de las aves y por las llamas divinas, la cual o bien gritaba bárbaros cánticos en sus lenguas patrias o bien, tras golpear la tierra con golpes alternos de pie, se animaba batiendo rítmicamente sus sonoros escudos".

Eran los galaicos, castexos de los pueblos albiones, turodos, caporos, lemavos, cibarcos, cilenos (asentados en la costa entre el Ulla y el Lérez), seurros, grovios... que seguían viviendo en sus pueblos fortificados casi un milenio después y que adoraban a Berobreo (el dueño del otro mundo, cuyo mayor santuario conocido estaba en el Facho de Donón), Navia (la divinidad de las aguas), Lug (el gran dios solar) o Coventina, adorada desde Galicia hasta Inglaterra.

Ellos y su compleja sociedad son los protagonistas de la exposición que puede visitarse hasta el 2 de febrero en el Sexto Edificio del Museo. Da la bienvenida el maravilloso casco de Leiro, una pieza de oro procedente del Museo Arqueolóxico do Castelo de San Antón que muy posiblemente fue una vasija ritual, símbolo de riqueza y poder.

Es una de las piezas que apenas salen de su museo, al igual que la diadema de Elviña o que el hacha votiva de Lalín, que abandonó por primera vez el Museo de Pontevedra para exhibirse en esta exposición. Un Askós (vasija de cerámica de producción mediterránea) del Castro de Allobre, torques, así como el caldero y la fíbula zoomorfa de Monte do Castro también figuran en "Galaicos".

El historiador y museólogo Antoni Nicolau, comisario de la exposición con el arqueólogo Rafael Rodríguez, explica a FARO que se trata de una muestra "fundamentalmente de ideas. Hay otras cuyo objetivo es mostrar unas piezas pero en este caso el fin es explicar que a diferencia de lo que se ha entendido históricamente, que es que el Noroeste peninsular estaba en exclusiva bajo la influencia o en el contexto del marco cultural atlántico, se ha visto en las excavaciones de los últimos decenios que está perfectamente implicado en el comercio mediterráneo".

Esa vinculación es muy temprana, anterior a la romanización, y se acrecienta en la Edad de Hierro.

La prueban esas piezas de factura púnica que han aparecido en el Castro de Alobre y también el hecho de que algunos yacimientos, como el de A Lanzada, "sean claramente identificables con factorías de salazón también de carácter púnico, o grafitis con barcos fenicios", señala Antoni Nicolau.

A mayores de los objetos localizados en excavaciones o de las formas de vivir y trabajar comunes, la vinculación con el arco mediterráneo la demuestra la aparición en excavaciones del sur de productos manufacturados en Galicia.

Siguiendo un orden cronológico, "Galaicos" propone un recorrido en cinco etapas: el final de la Edad de Bronce (entre 1.500 y 800 años de nuestra era), la primera y segunda Edad del Hierro, la época romana y el periodo tardoantiguo, cristiano ya, a partir de la crisis del imperio romano.

En este recorrido, explica Antoni Nicolau, "vemos como la implicación en el mundo mediterráneo es progresiva; y al final el Noroeste peninsular juega un papel muy importante en el mundo cultural meditérraneo, definido por el cristianismo, que es Prisciliano y las nuevas formas de pensar la religión".

Ilustraciones, fotografías y textos ayudan a relatar esta evolución de los pueblos del Noroeste. También se busca que estén muy presentes yacimientos representativos, en una invitación a visitar los castros de la provincia y seguir las huellas de Lug, el dios que da suerte a los galaicos.

Compartir el artículo

stats