La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra acogió ayer el juicio contra Erundino P. M., un vecino de A Estrada acusado de intento de homicidio. Según la Fiscalía y la acusación particular, este hombre intentó acabar con la vida de su antiguo jefe, Fernando P.B., semanas después de que este último decidiera de prescindir de los servicios del acusado.

Ambos eran madereros y la víctima tenía una pequeña empresa dedicada a este sector. La Fiscalía solicitaba una condena de ocho años que finalmente ha rebajado a cinco una vez practicada la prueba. Mantuvo la calificación de los hechos como un intento de homicidio.

En el juicio celebrado en la ciudad del Lérez se pudo escuchar el testimonio de la víctima, quien aseguró que en 2015 el acusado estuvo trabajando "un par de meses" para él. Sin embargo, en un momento dado, decidió prescindir de sus servicios porque "non sabía traballar nin cumplía" en su puesto. Tras finiquitar y pagarle todo lo que le debía, la víctima asegura que durante varios días estuvo recibiendo mensajes amenazantes del acusado Erundino por whatsapp.

El 8 de diciembre de 2015, después de no hacer caso a estos mensajes, recibió dos nuevas notificaciones y decidió ponerse en contacto con él "a ver qué era o que quería, si é que lle debía algo ou que", dijo la víctima. Acudió a un bar de la parroquia de Arnois que solía frecuentar Erundino pero allí le dijeron que ya se había marchado. Le llamó diciéndole que estaba allí y si quería hablar con él. Esperó por él y en un momento dado recibió un mensaje del acusado en el que le preguntaba "se tiña medo a saír". La víctima afirma que salió del bar y que fue hacia la furgoneta del acusado, que había estacionado junto a la carretera y que,sin mediar palabra, Erundino le atizó un golpe con un hacha portuguesa. Fernando relató que, "por instinto", hizo el gesto de levantar el brazo para protegerse del golpe y que el hacha impactó en su brazo, causándole un profundo corte.

De inmediato, se fue hacia su coche, se cruzó con varios testigos que estaban en el bar y sangrando abundantemente les dijo: "Cortoume unha man cunha machada". Se fue en su coche a casa de su madre desde donde se pidió ayuda a una ambulancia. El corte afectó a la arteria radial y fue necesario que lo interviniesen quirúrgicamente. A día de hoy le restan secuelas físicas y psíquicas que lo incapacitan para ejercer su profesión de maderero. El fiscal solicita una indemnización de 36.685 euros para la víctima.

"Anubróuseme a vista"

El acusado, por su parte, se declaró inocente. Dijo que fue la víctima la que le llamó en tono "amenazante" y que era "mentira" que saliera de su coche con el hacha en la mano. Afirma que tenía el arma en el maletero del coche y también que fue su antiguo jefe quien le agredió primero cuando él estaba dentro del vehículo a través de la ventanilla. Erundino P. M. segura que no se acuerda de si golpeó a Fernando con el hacha ni de cómo lo hizo. "Non sei o que pasou, foi hai catro anos", afirmó, "non me lembro, anubróuseme a vista".

Las declaraciones de dos testigos corroboraron la versión de la víctima de que apenas hubo forcejeo entre ambos y que todo ocurrió muy rápido y casi sin mediar palabra. Aunque ninguno pudo ver directamente la agresión, dado que la furgoneta del acusado les tapaba la vista, los dos testigos coincidieron con Fernando P. B. en que todo fue "cuestión de segundos", que no escucharon ningún tipo de discusión ni forcejeo entre la víctima y el acusado, y tampoco vieron que en algún momento el acusado fuese al maletero del coche a buscar el arma. Cabe recordar que la víctima asegura que ya la traía consigo cuando Erundino le agredió sin mediar palabra. El juicio quedó visto para sentencia.