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La situación del sector primario

Las mujeres son mayoría en la mano de obra del rural pero cobran hasta un 30% menos

Los colectivos de la comarca de Pontevedra reivindican el papel del campo periurbano como abastecedor de la ciudad -Recuerdan que cada vez son más las mayores que viven solas y con pensiones pequeñas

Mujeres trabajando en una finca en la comarca de Pontevedra. // Gustavo Santos

Representan a la familia matriarcal en estado puro, pero a la vez han sido las grandes víctimas de una sociedad machista que ha invisibilizado, también en el sueldo, su papel clave en la economía. La mujer es mayoría en la mano de obra del rural pontevedrés, pero cobra hasta un 30 por ciento menos que el hombre. Y eso en el caso de que haya un salario, ya que muchas veces su trabajo se considera otra de las obligaciones familiares más, como lo ha sido siempre la casa, el cuidado de los hijos o de la propia familia.

Para reivindicar el papel clave de las mujeres nacieron las asociaciones del rural como Amarindas, de la parroquia pontevedresa de Mourente, creada en 2016 y que cuenta con medio centenar de socias.

Desde este colectivo se considera que hay que aprovechar las posibilidades del rural periurbano "como abastecedor da cidade". "Hai que darlle unha volta. É unha pena ver as terras a monte", se lamenta María del Carmen Lores, presidenta de Amarindas.

Esta reorganización pasaría por cambiar la actual concepción de las tierras productivas, en "pensar doutro xeito e dar posibilidade a outro tipo de emprendementos que agora non se dan, como a agrupación das leiras pequenas".

"Máis que demandas, o que plantexamos son reflexións. O mundo está a cambiar tanto que o que está a pasar no rural é un despoboamento pero das casas. Vemos que cada vez son máis as mulleres maiores que viven soas", puntualiza.

"Non existe ese relevo xeneracional que había tradicionalmente nas casas. Entón cada vez máis mulleres, de setenta, oitenta ou máis de cen anos, viven soas", indica.

Esa falta de relevo hace que el rural quede en desuso. "O rural de Pontevedra, e da miña parroquia, a de Mourente, a que eu coñezo, está abandonado con todo o potencial que ten. E resulta que compramos a verdura, os grelos que veñen de non sei onde", reflexiona Lores.

Durante décadas, la tierra fue trabajada por las mujeres, "ademais da casa, os fillos...". "Aínda por riba tiñan que aguantar preguntas como 'Ti traballas?' e ter que responder que non porque non tiñan un traballo remunerado, cando en realidade traballaban máis que un home e sen horario, da mañá á noite", afirma la presidenta de Amarindas.

Los datos

Esto se refleja, en el mejor de los casos, cuando hay un salario, en los datos de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, según los cuales estas mujeres cobran en la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca en la comarca una media de 11.310 euros al año, frente a los 16.260 que cobran los hombres, es decir, un 30 por ciento menos para ellas.

La agricultura y pesca aporta algo menos del 2 por ciento de las afiliaciones a la Seguridad Social en la ciudad de Pontevedra, un porcentaje que se ha mantenido estable en la última década.

Las que no tuvieron ningún sueldo por este trabajo, destacan desde la asociación pontevedresa, sufren ahora las consecuencias cobrando pensiones no contributivas o viviendo de las de sus maridos o de la de viudedad. "E aínda con todo isto, aínda vemos casos de mulleres que son o sustento de toda unha familia e que acollen a fillos en paro, netos...", subraya María del Carmen Lores.

Provincia

Amarindas es una de las asociaciones de más reciente creación en el municipio de Pontevedra, pero las hay que ya llevan mucho camino recorrido, como la de Mulleres Rurais Boavila, del concello de Vilaboa.

Son 25 años constituidas como colectivo y fueron unas de las fundadoras, a su vez, de la Federación de Mulleres Rurais A Peregrina, en la que se enmarcan asociaciones de toda la provincia de Pontevedra.

La presienta de "Boavila" y coordinadora de "A Peregrina", María del Carmen Vidal, destaca que el objetivo de todos estos colectivos ha sido el de velar por la igualdad.

"As mulleres o son todo. Sen elas non se faría nada no campo, son a súa man de obra, agora ata manexan os tractores", subraya.

Pero la vecina de Vilaboa recuerda que estas asociaciones no solo defienden el trabajo en el campo, sino también en el mar: "as mariscadoras son mulleres rurais tamén".

"Estamos a loitar para que todas elas teñan unha pensión digna, para que todo o mundo teña un sustento", añade.

En este sentido, destaca los avances logrados en el emprendimiento en el sector primario, desde la puesta en marcha de invernaderos hasta iniciativas en el marisqueo. Pero todavía queda mucho por lograr, y por ello trabajarán en solitario y de la mano los diferentes colectivos de mujeres de la comarca.

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